Football Leaks desvela lo evidente

Vía de Escape

Paco Cepeda 05/12/2016

Estamos escandalizados, pero menos, por algunas de las cosas que revelan estos señores o señoras, desconocidos, que se hacen llamar football leaks y que sacan a la luz papeles de esos que nunca aparecen en el panal de rica miel que es el negocio del fútbol. Al margen de la imaginativas soluciones fiscales que se buscan para pagar lo mínimo posible a Hacienda, incluso si fueran legales, a mí en concreto me interesa más otro de los casos, es uno de mil, y tampoco me voy a meter en la legalidad, porque de verdad que me inquieta mucho más la ética, la buena práctica, mejor puntualizado. Se da a conocer que Michael Laudrup salió del Swansea, el equipo galés de la Premier League, no sólo porque no ganara los partidos, sino porque presuntamente Bayran Tutumlu, su agente, un amigo del fallecido Cruyff que vio que en este mundo se gana más que en cualquier otro si tienes los contactos adecuados, al parecer trincaba comisiones de los fichajes, ya fueran jugadores representados por él o no. Hacía las veces de intermediario, era la justificación del cobro. Ya les digo que en el fútbol profesional la figura del intermedario ya de por sí a mí me hace saltar la alarma. Los clubes tienen especialistas en fútbol, tienen todos o casi todos direcciones deportivas y secretarias técnicas que seleccionan a los jugadores, tienen los contactos con los representantes de esos jugadores que quieren contratar y por tanto, si interviene al final una agencia de intermediación, es porque alguien quiere que sea así, porque no tiene ningún sentido meter en la operación a un tercero que al final no hace nada de nada, sólo poner la mano. Se supone que si interviene así de sencillito es porque luego reparte, también se supone que entre los que posibilitan ese negocio, los que permiten que se paguen esas cantidades. En esa manera de actuar, la figura del entrenador es básica, también la del director deportivo. El agente del entrenador sabe por supuesto qué jugadores va a pedir el técnico, si es su futbolista, pues mejor, todo ganancia, pero si no lo es, pues como tiene la información privilegiada, se pone en contacto con el verdadero agente del futbolista en cuestión y le dice, a las claras, que si él entra en la operación, se hace, el entrenador presiona para que se haga, y si no es así, pues el entrenador se fija en otro y empieza a ponerle pegas. Es tan burdo, es tan evidente, que en la mesa de negociación, a veces, se sientan hasta tres y cuatro intermediarios. Impresionante. Dos clubes con estructuras para ceder a un jugador, por ejemplo, sentaban en esa mesa de trabajo (jaja) al agente del futbolista, a su padre, a un intermediario por club y a un tercer individuo que curiosamente era el agente del entrenador de uno de los equipos, el más interesado en su fichaje. Así de descarado. Cuando en las negociaciones de compras y ventas de jugadores, los medios hablamos de que quedan flecos, normalmente se refieren a esos repartos. Muchos tratos se van al traste porque no se ponen de acuerdo en las mordidas. Lógicamente, esto lo permiten los dirigentes de los clubes, la mayoría amateurs que le dedican horas y horas a sus equipos, sin percibir oficialmente ni un euro, mientras que los tipos que intervienen en las operaciones que firman, se lo llevan crudo. No hay quién se lo crea. Pero ni los aficionados, que como en la vida real la mayoría piensan que todo el mundo es corrupto y que lo que le interesa es sólo que su equipo gane, ni nadie, le quieren poner el cascabel al gato. No le interesa a nadie. Si Hacienda investiga, es que quiere perjudicar a un club. Es tremendo lo condescendientes que podemos ser cuando tocan algo relacionado con nuestro club, el de cada uno, pese a que en el fondo, y casi en la superficie, sabemos perfectamente que es un lodazal casi impune.