Y seguiré rajando

Vía de Escape

Paco Cepeda 17/01/2017

Podría ser este artículo una especie de postdata del de mi compañero y amigo Víctor Fernández. Con menos calidad literaria, y seguro que con menos citas a sus autores de cabecera, pero queriendo adentrarme en el concepto del mensaje de Víctor, y dándole una ligera vuelta de tuerca, mínima en realidad. Mi opinión al respecto es que si los que criticamos el fichaje de Sampaoli, su comienzo y los escasos conocimientos del Sevilla en particular y del fútbol y de los futbolistas europeos en general, tenemos acaso que pedir perdón por haber sugerido que era mejor arropar esa defensa si los laterales iban a ser de largo recorrido, que sería buena idea que los centrales no jugasen tanto con el portero, que Nzonzi se maneja mejor solo que acompañado por un escudero de la contención, que Kranevittter, Ganso, Correa... no están al nivel del gran Sevilla y que por tanto tienen que jugar lo justito, con el Formentera y cosas así, que la posesión sin verticalidad se vuelve demasiado previsible e inocua, que Iborra juega mejor de segunda punta que de medio defensivo, que Vitolo es mejor que Konoplyanka (y que todos los demás)... A lo mejor no había que decir nada de eso y ser adivino, y saber que Sampaoli de repente se daría la vuelta como un calcetín para a la velocidad de la luz, enterarse de qué es el Sevilla y además aportar un plus que no aportaba nadie, ni Juande Ramos siquiera. Pues eso ha pasado. Sampaoli añade pasión. Y lógicamente este articulista no le va a discutir un solo elogio al entrenador del Sevilla. Porque hoy por hoy, errores groseros al margen, porque los tienen todos los entrenadores, todas las personas, ha conectado con la grada para hacerla más fuerte. Ha tomado lo muy bueno que tiene este club desde hace tiempo, y le ha dado un discurso creativo más sólido y que llama mucho más la atención. Este Sevilla es igual de poderoso que el de las tres Europa League seguidas, o más, y además juega mejor, mucho mejor. Eso ya es cosa del entrenador, que además se ha destacado como un gran conductor del grupo. Tuvo un comienzo de debilidad sudamericana, de creer que lo que él conocía era lo bueno, pero ha rectificado también en eso. Lenglet y Jovetic, francés y montenegrino, Europa al máximo, pero en un grupo que se cree que para ser profesionales millonarios antes hay que ser unos amateurs locos por pillar un balón. Sampaoli ha sabido, con su idea futbolística, afortunadamente retocada, con sus elecciones deportivas, y con su palabra, llegar al alma de un club que es todo pasión, que se ha hecho grande también a través de esos pequeños o grandes detalles como su himno, su estadio, su bandera, su escudo... Todo ha cuadrado lleguen o no más títulos, que eso ya son palabras mayores. Y si de repente pone, como en el Bernabéu, dos centrales en vez de tres (el filial existe) cuando no debe, y si le da titularidad a Ganso y Correa, querido Víctor, seguiré rajando. Porque si no fuera así, de qué iban a comer mis chiquillas. Ya lo dijo ese energúmeno, Jiménez Losantos, cuando le preguntó su hijo que por qué se expresaba en esos términos en la radio, que se podrían decir las mismas cosas de distinta forma. Jiménez Losantos le replicó que podía estudiar en una buena Universidad (creo que americana) precisamente por esa forma de decir las cosas que tenía y tiene su padre.