Un mal profesional, no un amateur

Vía de Escape

Paco Cepeda 13/04/2017

A mí me van a perdonar todos ustedes, sevillistas de buena fe, que se han dejado comer la oreja por un vendedor de crecepelos que, a la vista está, no ha debido tomarse ni medio vasito de su elixir. Sampaoli ha vendido una película, una pasión por defender una idea y al equipo que le deja desarrollarla, que algunos se la han tragado de pé a pá. En los temas emocionales soy un auténtico ultra. No tengo un pase cuando huelo una estafa emocional y si alguien me vende la burra de que va a aportarle al fútbol profesional la pasión del amateur, yo directamente me mosqueo. Ningún amateur entrena a Chile para ganarle a su Argentina. Los amateuristas de verdad se gastan el dinero por estar en su equipo y no lo dejan por nada, porque no hay dinero de por medio y por tanto ninguna posibilidad de ser maleado. No he visto a ningún niño en el patio de un colegio jugar un Sevilla-Betis con los dos equipos. Sí lo he visto, perdón, pero eran del Real Madrid o el Barcelona en realidad. En el verdadero amateurismo no se cambia nadie la chaqueta. 

Para mí, Sampaoli, Emery, Juande Ramos... son mercenarios en el buen sentido de la palabra, y no espero otra cosa de ellos que hasta la última gota de su conocimiento mientras estén en su puesto de trabajo a cambio de su sueldo. No espero más. A Juande le afeo por supuesto dejar tirado al Sevilla en un momento tan delicado. A Unai, esa reunión ridícula con el Nápoles para quedar como las chatas. De su marcha al PSG, nada que objetar. Y a Sampaoli le afeo casi todo. No es trigo limpio, es rabanito (de un color por fuera y de otro por dentro), como dice Bilardo. Y dio la lata y síntomas de traición desde el primer minuto. Cierto es que llegó al Sevilla haciéndole la pirula al Granada y después de recomendarle a Monchi una docena de jugadores y de argentinizar su área de trabajo. Sin estrenarse en Liga, ya estaba con la pesadez de la selección argentina. Ocho millones de euros le frenaron en su primer intento de espantá. Le afeo que no haya hecho ni un poquito de club en ningún momento. En ese punto también le echo la culpa a Monchi y a Pepe Castro, que debieron recordarle muchas más veces que el Sevilla estaba muy por encima de sus intereses personales. Le afeo que se abrace con Neymar y Messi cuando le pintan la cara al Sevilla. Le afeo que haya desconectado tras el petardazo ante el Leicester y que con el Sevilla jugándose la Champions, quede con los mandamases de la AFA en toda la cara del Sevilla. Puede que ahora sí pueda ser amateurista casi puro. Puede que entrene a quien quiere de forma sincera y dejando de ganar dinero, puede que sea así en Argentina. Pero aquí se ha comportado como un mal profesional, no como un amateur, que no es lo mismo. 

En Argentina aseguran que no se llevará a la selección a ninguno de sus ayudantes españoles, dejaría tirado a Lillo y alguno que otro más. Visto lo visto, lo mismo podría ser un buen momento de tirar cómo sea para adelante con ese grupo, en estos siete partidos (sé que el riesgo es importante) y darse el gustazo de mandar a Sampaoli a paseo.