Miedo, bendito miedo

Vía de Escape

Paco Cepeda 06/02/2018

¿Puede el Sevilla perder con el Leganés? Sí, claro. ¿Puede empatar a dos o a tres? Pues también. Eso da mucho miedo a una afición que sabe que ese posible pase a una final, otra final, es clave, por sí misma y porque puede ayudar a ver todo lo demás con el optimismo que se necesita para competir, por ejemplo, ante el Manchester United. Ese miedo, al que se refiere mi compañero y amigo Víctor Fernández en la ventana de al lado de forma bastante brillante, la verdad, es hasta lógico, pero en realidad es o debe ser un miedo a lo imprevisible que anida en la esencia de cualquier deporte, más en los que son deporte-juego, en los que el azar tiene un componente más relevante que en una carrera de 5.000 metros, por ejemplo. Pero ese miedo es fruto de algo que es mucho más potente que esa inquietud: la condición de favorito ganada a pulso. Porque el Sevilla, incluso en su crisis acentuada, es mejor que el Leganés, está mejor clasificado, tiene un resultado favorable de la ida, maneja una plantilla más notable, juega en casa, donde es poderoso, muy poderoso, pese a los últimos petardos... Todo lo objetivo apunta a triunfo sevillista, y yo diría que incluso claro. Un señor de Soria, desprovisto de ese miedo al que alude Fernández, no tiene dudas: esto es fútbol, puede pasar de todo, pero ganará el Sevilla, de hecho los apostantes, menos emocionales en sus decisiones, cobrarían poco menos de 1.5 euros por euros si gana el Sevilla, 4.20 si empatan y 7.5 si vence el Leganés. 

Y entonces nos enfrentamos a la siguiente pregunta: ¿quiere usted sentir el miedo de ser favorito o la ilusión de dar un campanazo inesperado? ¿Preferiría, siendo sevillista, medirse al Barcelona, pero no ser favorito y tener menos miedo? Usted mismo. Yo, sin duda, prefiero siempre ser favorito, porque me lo haya ganado claro, aunque a veces, algunas, me lleve una enorme decepción.