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Elogios hurtados a Manolo Sampaoli

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
15/02/2017

La perspectiva. En este oficio es lo que por definición nos falta. Cada día tiene su afán y el nuestro suele ser embebernos la sesera para emborronar un papel, dice con verdad el tópico, que envolverá el pescado de mañana. Cuando en las redacciones había maestros veteranos, regalaban a los periodistas noveles consejos de este tenor: “Tú cuenta lo que veas, que ya vendrán los historiadores a explicar lo que está pasando”. En este tackle, sin ir más lejos, hemos sido demasiado severos con Sampaoli, justamente por la falta de perspectiva. Igual que lo fuimos en su día con Jiménez, que quedó tercero en la Liga, fue campeón de grupo dos veces en la Champions y llegó a la final de la Copa. ¿Por qué? Porque vivíamos deslumbrados por el genio de quien lo antecedió. Jorge Jiménez, nacido en Casilda, un pueblo de La Campiña entre Morón y Paradas, fue a Juande Ramos lo que a Unai Emery es Manolo Sampaoli, natural de Arahal, en la provincia argentina de Santa Fe. Que sí, que gana muchos partidos pero…

Este hurto de su mérito es responsabilidad exclusiva del crítico, por eso debe entonarse aquí el mea culpa. No se puede medir a Sampaoli con el pie de Emery porque es sencillamente injusto comparar al mejor entrenador del momento con un señor que no manejaba más oferta firme que la del Granada, dicho sea con todos los respetos. El número uno se fue del Sevilla y ahora es necesario aprender a vivir sin él huyendo, dentro de lo posible, de unas comparaciones que siempre dejarán el amargo regusto de la nostalgia. Él ya no está y el sevillismo debe luchar contra la tentación de empequeñecer todo lo que venga detrás. La tercera plaza en Liga es posible, no ha podido ganar su grupo en Champions ni lucirse en la Copa, pero a cambio tiene a tiro los cuartos de final de la primera competición europea. Si Sampaoli emulase los éxitos de Jiménez (infinitamente menores que los de Juande y Emery, claro, pero éxitos sin duda), no le racanearemos los elogios a los que se haría acreedor. No cometeremos dos veces el mismo error.

PS: Diego Armando Maradona ha pasado 48 horas en España: agresión a un reportero, bronca con su pareja que requiere la intervención policial y entronización de Sampaoli como mejor entrenador del momento. Fue un grandioso futbolista, sí, lo que no es incompatible con tener la chorla severamente averiada.


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