Así, en Champions, ni con un milagro

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 15/03/2017

Se acabó lo que se daba en la Champions. Seamos justos: cuando un equipo que va por delante en el marcador falla mil ocasiones en el partido de ida -entre ellas un penalti-, pierde su ventaja a las primeras de cambio en la vuelta, falla otro penalti y un jugador se autoexpulsa, ¿cómo se pretende pasar una eliminatoria de Champions? No se puede conceder tanto, pues en tal caso sólo queda un camino: irse directo a casa. Justo lo que hizo este Sevilla, cuyas sensaciones siguen siendo malas. Estaba esperando este partido para hablar de caída. Pensaba que era la noche para salir de verdad, para que varios futbolistas se doctoraran y quedaran en el olvido las dudas. Lamentablemente, el Sevilla fue más o menos lo mismo del último mes. Los primeros minutos, pese a la ocasión de Nasri, animaron a este rudimentario Leicester. A base de faltas, comenzó a atacar la portería de un muy dubitativo Sergio Rico.

Volteada la eliminatoria, todo lo que ocurrió fue lento, al ritmo de Nasri, sin profundidad alguna, recursos a balón parado ni centros tensos que inquietaran a los bien criados centrales ingleses. Las arrancadas de Vitolo eran el único alimento. Cuando quedaba más de un cuarto de hora, Nasri hizo la gracia, demostrando que no se encuentra capacitado para liderar a un equipo de nivel. Ni se recuerda desde cuando no juega un partido completamente bien. Y encima, esto. Se me ha caído por completo. Aun así, la épica marca de la casa ofreció otra oportunidad. Otro penalti lanzado con la pierna encogida, esta vez a cargo de N'zonzi. La escasa maldad de este equipo en los metros finales se percibe hasta en los lanzamientos de penaltis. Sobre todo en los lanzamientos de penaltis, donde se precisa confianza como paso previo al buen golpeo. Lamentable que los penaltis los tire el primero que coge el balón. Sampaoli ha dejado al son del viento una acción clave. Tras el error de N'zonzi, ya sí hubo capitulación. Otra vez como ante el Fenerbahçe, otra vez como ante el CSKA. Pongan la palabra que quieran: fracaso, decepción... Un equipo bastante peor -no lo olvidemos, con un gran portero y un delantero resultón- ha eliminado al Sevilla. La caída, ya sí, queda plenamente confirmada.