Un segundo de despiste en la Champions... y a sufrir

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 01/11/2017

No mereció sufrir el Sevilla ante el Spartak. Durante muchos minutos fue superior, manejó el partido, apenas recibió peligro... Pero esto es la Champions. Y no, no es un tópico. Esta competición es distinta a todas, nada que ver con la Europa League. Aquí, cinco minutos de despiste y no lo cuentas. Un segundo de torrija y al rival ya lo tienes encima. El rival bueno directamente te lamina y el regulero, como este Spartak, te hace pasar el quinario. Al Sevilla el sufrimiento le cogió con el pie cambiado, pues con el 2-0 ya estaba gustándose, dejando pasar los minutos, pensando incluso en una noche de baño y masaje en cuanto se marcara el tercer gol. Falló Ben Yedder, acertaron los rusos y los últimos minutos se parecieron a aquellos de infarto en la previa en Nervión ante el Basaksehir.

No obstante, poco a poco, parece que Berizzo va armando un equipo más fiable. Todo pasa por haber incrustado a Pizarro por delante de la defensa. Por supuesto junto a N'zonzi, en realidad la clave de todo. No hubo ningún contragolpe que lamentar porque la presión fue buena. Los jugadores rusos quedaron neutralizados. Y a su ritmo, el Sevilla tocaba. Cayeron los goles. El primero, de cabezazo de Lenglet, un joven estupendo que va a más. El segundo, en una jugada de Banega para verla a cámara lenta. Todo era felicidad. Pero en la Champions es difícil tener una noche tranquila, así que el susto final templó las buenas sensaciones que durante 75 minutos desprendió el equipo. También es cierto que se pedía carácter y el Sevilla se aferró al resultado defendiendo con coraje. Se sacó adelante el partido, que era lo que contaba, aunque sinceramente no parece que el equipo esté para grandes trotes. Con ese nivel arriba es muy difícil hacer algo sonado en la Champions. No obstante, es fútbol. El tiempo nos irá contestando. Paso a paso: queda superada la semana negra.