Un dolor y tres puntos

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 28/02/2018

El partido en Málaga fue un dolor. Un dolor con tres puntos, que no es poco. Menos mal que el Sevilla supo fabricarse una jugada entre Nolito y Correa para que éste metiera posiblemente la ocasión más difícil que ha tenido en los últimos partidos. A la vista está que cuando sale del regate y se queda con toda la portería para él, tira flojito. Lo que ocurrió a partir de ahí fue, como ya digo, un dolor. Propuesta cero, nada de mirar a la portería contraria, ningún contragolpe digno, circulación a ritmo de fútbol regional... El Sevilla, una vez más, desprendió un aire decadente.

Claro que el fútbol eres tú y lo que tienes enfrente. Menos mal que el Málaga ataca con los ojos cerrados y las botas al revés, motivo por el que apenas creó peligro sobre la portería del Sevilla. Tan solo una mala salida de Sergio Rico, cuya última modalidad de despeje consiste en hacerlo sobre la cabeza de un compañero. También hubo algún que otro centro lateral con aire de gol. Poca cosa. Partidos como estos, o como el de Las Palmas, exigen la puntilla. Un 0-2 y todo el mundo a descansar. El Sevilla no lo hace porque no le alcanza. Tiene muy poco arriba. Por tanto, siempre camina por el filo.

Tampoco me gustó la dirección de partido de Montella. Lo suelo entender precisamente porque lo que tiene en el banquillo creo que es de poco nivel. Pero en La Rosaleda, no. En La Rosaleda tenía sentado a los buenos y pese a ello dejó que Pizarro jugara el partido entero. Eché en falta a Nzonzi para que al menos Banega tuviera alguien de su nivel a quien echarle la pelota. Pizarro aburre a cualquiera. Como colofón, el tirito indignante del Mudo Vázquez delante de Roberto al final del partido. En esa jugada estan resumidos muchos de los defectos del equipo. Poca sangre, poca fe, nada de mala uva... En fin, tres puntos y a pasar página. Ahora, el Athletic y el Valencia, ambos en casa. Tras estos dos partidos, volvemos a hacer recuento.