Este negocio es el gol, y si no se tiene...

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 10/03/2018

Podemos pasarnos horas analizando el fútbol del Sevilla. Lo que hace bien, que son muchas cosas, y lo que hace mal, también algunas. Podemos detenernos en éste o en aquel matiz, en la valía del entrenador, el nivel del banquillo... Todo cabe. Pero antes que nada conviene recurrir a los principios que nunca fallan. Y el primero dicta que para estar en las alturas hace falta gol. A partir de ahí, muchas más cosas, evidentemente, pero sobre todo gol. Y el Sevilla no lo tiene. Por ahí ha cantado la planificación. Por ahí se perdió el partido ante el Valencia, que vino reservón, pero con toda la eficacia del mundo. Cuando el equipo estaba volcado, aunque sin crear excesivo peligro, llegó el despiste de Escudero y el primer tanto de Rodrigo. Mazazo, porque estos equipos, cuando se ponen por delante, son casi inabordables. No es que fuera un aluvión, pero el Sevilla se fue al descanso habiendo producido lo suficiente como para empatar. Neto estuvo enorme, la otra gran diferencia del encuentro.

La salida en la segunda parte fue muy buena. El Valencia estuvo atolondrado. El Sevilla, enérgico y con sentido tocando. Se llegaba al área con facilidad. El hecho de no contar con un buen rematador influye también en jugadas que pasan desapercibidas, en centros que se van al limbo o desmarques que no se hacen... Un delantero bueno convertiría ese caudal en remate, al menos. Un delantero bueno te enseña el camino, te abre el partido, te coloca arriba. El segundo gol machacó. Ya ni jugando seis días. Echo en falta también que Montella intentara agitar más el partido. Sacando, con 0-1 y no con 0-2, la pólvora que tenía en el banquillo. Se fue el partido y se fueron las opciones de Champions. Dos años sin pegada de calidad es mucha tela. El Valencia llegó, se plantó en el campo y ganó con solvencia. Ahora, a Old Trafford. A ver lo que sale allí.