Javier Jiménez dignifica la profesión

Mirando al tendido

Isaac Escalera 09/07/2016

Hecho un tío, un hombre, un superhéroe, un extraterrestre, en definitiva. Un torero. Y posiblemente me quede corto en los calificativos positivos para describir la gran tarde de Javier Jiménez en Pamplona. No era nada fácil porque llevaba más de tres meses sin hacer el paseíllo. Porque después de su gran actuación en Sevilla, dejando momentos de torería en su primer toro, con unos ayudados por bajo inolvidables, y cortando una oreja en el último de la tarde, el torero de Espartinas no había vuelto a ponerse el traje de luces. Ni en San Isidro. Y llegó Pamplona y la corrida de Cebada Gago. Un encierro bastante complicado, por no meternos en otros adjetivos denunciables. Tocó todas las teclas de su primer toro, incluso el toro tocó las teclas que le ponía Javier. No tuvo más remedio por lo despacio que le presentaba los trastos y por la distancia tan acertada que cogió. Sin amontonarse y dándole ese segundo a las embestidas pudo arrancarle varios naturales inimaginables al comienzo de la faena. Siempre bien colocado, con cadencia y armonía. Sensacional. La evolución de JJ continúa al alza, y José Luis Peralta tiene su parte de culpa. Un concepto que por mucho que pasen los años nunca perderá su esencia: torear. Y se fue a por la espada, pero cuando volvió a la cara del ´cebada´, recibió tres volteretas para reventarlo (sufre la fractura de la apófisis espinal de tres vértebras). Las imágenes fueron muy desagradables. Durísimas. Con todo lo que llevaba encima, con la memoria perdida y con poquísima fuerza, tuvo las agallas de salir a matar al toro. Héroe. Se obró otro milagro en este mundo. Todos mis respetos. En último lugar, tras la paliza que llevaba en el cuerpo decidió salir a matar a otro astado de Cebada con malas hechuras y que acabó rajado en la muleta. Volvió a tener una actuación importante, pero sobre todo se llevó el cariño y el respeto de toda la afición. Muy injusto que Javier Jiménez no aparezca en más ferias. Esperemos que los toreros con algo que decir los veamos más tardes y a los pegapases menos.