Oreja a un gran 'Ruidoso'

Mirando al tendido

Isaac Escalera 27/04/2017

Una corrida interesante de Torrestrella se lidió en Sevilla para arrancar el ciclo continuado de festejos en la Maestranza. Media plaza. La tarde no pudo empezar mejor. Magnífico recibo con el capote de José Garrido. Lances con sentimiento, echando los vuelos, arrastrando la seda, toreando con las dos manos y una media con compás para ahormar ese ramillete de jugosas verónicas. Posiblemente veamos muy pocos toreros abrirse de capa así en esta Feria. El toro, que tenía buen son, se vino a menos en la muleta. El cuarto de la tarde fue una bendición. "Ruidoso", número 13, de 587 kilos, tenía unas hechuras serias, pero a la vez bonitas. No lo dudó Garrido, que acabó rematando los lances en la boca de riego. La seguridad del matador pacense con el percal es envidiable. Las muñecas rociadas con embrujo desprendieron un halo diferente de sabor. El toro cumplió en el caballo y se palpaba como se desplazaba en la muleta. Garrido empezó toreando de rodillas a dos manos en unos muletazos con poco calado. De pie, transmitió más y el empaque era diferente. "Ruidoso" se abría, venía, iba y te dejaba colocarte para hacer el toreo que uno lleva dentro. Un astado ideal por su calidad y transmisión. Hubo tandas de gran mérito, naturales larguísimos, derechazos con alma y, sobre todo, unos remates por bajo muy sentidos. En la mitad de la faena se colaron unos ayudados por alto muy bien ejecutados, pero poco entendible a esas alturas de la faena. Era un sí, pero no. ¿Estuvo bien? Sí. ¿Pudo estar mejor? También. Toro importante. Estocada en su sitio, oreja.

Álvaro Lorenzo dio el mejor quite de la corrida. Uno por chicuelinas al ralentí a este gran cuarto, que provocó el ánimo del público. Destacar una de ellas a dos por hora y de manos bajas por el lado izquierdo. Siempre bien colocado, dejándole la muleta en la cara, sin nervios y muy centrado. Bastante hecho, pese a su corto bagaje. Se nota la mano de los Lozano. Dio naturales de bella factura, sobresaliendo uno, para dentro, sensacional.

Ginés Marín se le vio muy comprometido durante toda la tarde. Le tocaron dos toros que aplaudió la afición al ser arrastrados, quizás exageradas esas palmas. El tercero de la tarde era muy complicado por el lado izquierdo, aunque por el derecho se arrancó veinte veces a la muleta, pero esa veintena de muletazos no trascendieron al tendido. El sexto se movió, más mal que bien, Ginés estuvo dispuesto, pero no tenía pozo donde sacar agua.