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Berizzo y Setién, dos buenas apuestas

Zona mixta
Rafael Pineda
Rafael Pineda
08/06/2017

Un mundo separa a Sevilla y Betis. El Sevilla es un club instalado en la zona noble del fútbol español, viene de ganar tres Copas de la UEFA y puede presumir de jugar por tercera vez de forma consecutiva la Liga de Campeones. El Betis es un equipo que se mueve en una dolorosa mediocridad, pésimamente administrado y con todo por hacer para crecer y desarrollarse, tarea para la que sus dirigentes, en una huida a la desesperada, han decidido apostar por Lorenzo Serra Ferrer. El mallorquín fue un genio en los banquillos y es historia viva del Betis. Quizás no sea muy objetivo analizando a Serra, pues su historia en los despachos invita al desánimo, pero no tengo dudas de que su figura solo puede traerle bien al Betis por su dedicación, entrega, conocimiento del medio y pasión bética, entendida como defensa de unos valores incluso con ciertas dosis de necesaria maldad a la hora de tomar decisiones.

Uno, con un proyecto Champions, y otro, fiado a Serra, han tomado dos buenas decisiones a la hora de elegir a sus entrenadores. Eduardo Berizzo ha mostrado en el Celta que es un entrenador con capacidad, querido por el vestuario pero a la vez serio y contundente. Su equipo jugaba bien y tendrá en el Sevilla el escenario ideal para crecer como técnico. Encontrará buenas estructuras y una mentalidad ganadora, condiciones indispensables para un proyecto ambicioso. Conoce la Liga y se trata de una apuesta mucho menos arriesgada que la de Sampaoli.

Quique Setién es un tío con personalidad. Eso ya es importante en un club como el Betis. Si es capaz de trabajar con independencia, ajeno a lo que rodea a una entidad en permanente convulsión, Setién puede hacerlo bien. Tiene a favor que el listón está muy bajo. En contra, la necesidad, una vez más, de que el Betis acierte de una vez por todas en una planificación que le permita desarrollar su idea. Ha firmado por tres años, pero me consta que es consciente de que no hay tiempo en el Betis. El último técnico con personalidad que logró que el equipo verdiblanco tuviera un estilo fue Pepe Mel. El desafío para Setién es mayúsculo porque el bético está cansado y los que gobiernan la entidad ofrecen muestras de continuo desacierto. No obstante, la llegada de Serra se ha traducido, al menos, en la presencia de una voz autorizada y con poder para relacionarse con los jugadores, mantener cierto orden en las declaraciones que se ofrecen  en las ruedas de prensa y obligar a Sanabria a operarse. Es poco, sin duda, pero en el Betis es mucho. 

 


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