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Un Betis de mentira

Zona mixta
Rafael Pineda
Rafael Pineda
05/03/2018

Hasta el lunes de la próxima semana no vuelve a jugar el Betis. Sus dirigentes pueden estar tranquilos porque se acerca esa parte del año que más les gusta, el verano, cuando no es necesario competir, cuando no se transmite la más mínima ambición y hay tiempo de enviar mensajes acerca de la grandeza social de la entidad y de la posibilidad de romper un nuevo registro de socios. Un periodo siempre adecuado para disfrazar de ilusión lo que, en definitiva, es mera incapacidad para construir un Betis que de una vez por todas sea capaz de estar entre los seis primeros equipos de España. Sí, ya sé que eso es muy complicado, como también lo es vencer en un campo como el del Valencia. Pero resulta insufrible la falta de ambición que transmite una entidad sumida en la autocomplacencia, en el lema del “qué bonitos somos y qué bien jugamos” y “qué campo tan grande tenemos”. Los béticos están embobados por un entrenador sin trayectoria en la élite, al que se le ha puesto un grupo de buenos jugadores por delante y que toma decisiones realmente poco comprensibles. Un entrenador que juega con tres centrales cuando no debe, que deja en el banquillo a Tello y Sergio León en un campo donde necesitaba velocidad y que no es capaz de cambiar un guion cuando el que manejaba no le servía para nada. Un preparador que confecciona un serial de alineaciones poco justificables que acaban fructificando en un fútbol totalmente de mentira y plano a más no poder. Que sí, que es complicado ganar en Valencia, pero hacerlo con cinco defensas, un pivote defensivo como Javi García más Camarasa, con Tello y Sergio León en el banquillo es de difícil explicación. 

No sé cuánta paciencia van a tener los béticos, pero da la impresión de que la mayoría de la masa social verdiblanca se conforma con lo que ve, con lo que está ofreciendo un entrenador que la pasada temporada, con Las Palmas, sacó los mismos puntos, 39, que el Betis de Poyet, Víctor Sánchez del Amo y Alexis Trujillo.  

Sigo pensando, cada vez menos, que Serra le puede cambiar la cara a este Betis que se conforma con tan poco, con victorias en campos de equipos como el Deportivo o el Levante, sin ser capaz de ir de verdad a por la clasificación europea en una Liga con el Athletic, Real Sociedad y Espanyol por los suelos, superado de momento por Girona y Eibar. El Betis está lejos del descenso, sí, pero no siento que se viva en la entidad el drama de cada derrota y la necesidad de dejarse de excusas para pelear de verdad por algo más que la permanencia. El objetivo debería centrarse en alcanzar una grandeza deportiva que espante todos los atavismos folclóricos que siguen persiguiendo a este Betis de charanga y pandereta. Quedan 11 partidos, a ver si son capaces de dejarme como un auténtico bocazas.


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