Un Sevilla muy flojo

Zona mixta

Rafael Pineda 17/04/2018

No me ha gustado nada el Sevilla en Coruña. Hacía bastante tiempo que no tenía ante mis ojos un equipo sevillista tan débil. El partido, lógicamente, venía marcado por la trascendencia de la gran final de la Copa, pero he visto demasiadas señales preocupantes. Sobre todo, porque ha quedado constatado que la segunda línea de la plantilla no tiene nivel para competir con regularidad en un Sevilla que busque la Champions. La exigencia de pelear en tantos frentes ha dinamitado al equipo, sin duda, pero también es cierto que el grupo presenta errores estructurales. Lo que sí constituye todo un enigma para mí es entender cómo un Sevilla con debilidad en ambas áreas, sobre todo en ataque, ha sido capaz de alcanzar la final de la Copa y los cuartos de la Champions.

En este sentido, debo defender el trabajo de un Montella al que se le acusaba de no hacer cambios. Viendo el nivel de la segunda línea se puede entender mejor la filosofía del italiano. Y más en un choque donde el Deportivo, cascado físicamente, no podía ni cambiar de ritmo. Queda encarar con firmeza la final de la Copa e intentar la hazaña de ganarla ante el Barcelona de Messi. Una final a la que el Sevilla llega después de siete partidos seguidos sin ganar, algo que, lógicamente, no ayuda en la preparación de la cita. Un triunfo en la final convertiría en histórico el ejercicio, aunque bien se haría en el Sevilla en preparar de forma detallada la plantilla del próximo ejercicio. El equipo necesita maldad y pegada. Eso no es fácil de conseguir. Ahí reside la labor de Arias y su equipo. También en perfeccionar un estilo demasiado amanerado, que abusa del toque. El fútbol también necesita velocidad, contundencia y agresividad. Este Sevilla desfondado es blandito. La regeneración, por lo tanto, debe producirse incluso ganando la Copa porque se debe recuperar ese animal competitivo que el Sevilla llevaba dentro y que solo ha aparecido a cuentagotas en este intenso curso.