Berizzo se limita a sobrevivir

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 14/09/2017

El Sevilla empató en Anfield gracias a un carrusel de milagros y pese a un desacertado Berizzo. La causa de su expulsión fue un disparate y la explicación de la misma un guiño al sinsentido. Si un entrenador, con su equipo perdido por completo, tiene tiempo para pensar que una acción castigada por un colegiado, como es la de impedir que un contrario saque de banda con celeridad, se arregla repitiéndola minutos después, es que el desconcierto se apoderó de él. El mismo desconcierto que mostró el equipo en su juego.

Al Sevilla de los 70 millones de euros nadie le pedirá cotas imposibles, pero sí se le exigirá que no se limite a sobrevivir. El pobre sobrevive; el grande vive y juega con ambición. Y eso es algo que aún no ha entendido el entrenador. En Liverpool volvieron a aparecer los fantasmas que ya pararon más de un corazón ante el equipito de Estambul. La sensación que uno tiene es que Berizzo hizo a la defensa peor de lo que puede ser, que descolocó a Banega, que le dio protagonismo innecesario a Pizarro, que se olvidó de Corchia, que mantuvo durante mucho tiempo al margen a un delantero con buena pinta como Muriel y que en ningún momento decidió ir a por el partido. El resultado final es extraordinario... y milagroso. No me cabe la menor duda de que el entrenador reaccionará. El club ya ha demostrado que sabe moldear a los técnicos para hacerlos mejor. Pero tengo muy claro que este no es el camino, pese a la insistencia de dos de mis vecinos, Fali Pineda y el señor Haurie, en destacarme la educación que tiene Berizzo como un argumento válido para justificar sus erróneas decisiones. Es lo que provocan los viajes y dos buenas pintas. Te abducen. Todo el mundo es bueno. Y a todo esto el Sevilla sale líder del grupo...