¿Tendrá razón Florencio Ordóñez?

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 27/11/2017

Mi memoria no tiene archivada alrededor de un cuarto de hora del paso del Sevilla por Villarreal. El motivo es evidente: me quedé dormido. Ese es el problema que surge cuando ves un partido en casa sin la responsabilidad del trabajo. Si es malo, te duermes. Los ojos se me abrieron antes del inicio de la segunda parte y me cargué de turrón de chocolate para soportar el suplicio. La mediocre primera parte del Sevilla invitaba a ser muy pesimista. Pero todo viró radicalmente. ¿Otra vez? Sí, otra vez.

El aire agresivo y valiente que emocionó a la gente en la remontada ante el Liverpool reapareció. Banega se puso a jugar al fútbol, Lenglet ganaba autoridad, Mercado se convirtió en una flecha, Franco Vázquez tiraba de calidad… El Sevilla devoró a su rival hasta firmar otra llamativa remontada. Llevo horas buscando un ángulo en el análisis que explique los motivos por los que un equipo que no juega a nada, que se tira al callejón en las primeras partes, que deja en casa a una estrella como Nzonzi, que tiene a Carole, que su jugador más caro de su historia (Muriel) muestra una clara incapacidad para hacer gol y con un entrenador que me deja muchas dudas, es capaz de firmar una semana tan especial y seguir peleando entre los mejores. Realmente, ando desconcertado. Mi dilecto Cepeda habla de la inercia del club. Pero… ¿No tendrá razón Don Florencio Ordóñez? Florencio, sin duda, el mejor periodista de esta ciudad, asegura que todo es resultado de la magia negra que rodea a Pepe Castro. Algo que ya se empieza a conocer como el “Poder del Emperador”. De momento, nadie me da otra explicación más convincente.