Hay una final detrás de ese miedo

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 06/02/2018

Si uno presta atención verá que el miedo se extiende por todos lados.  El último destrozo ha impuesto el silencio. Parece como si nada hubiese ocurrido antes de lo de Éibar y como si el tiempo tuviera decidido congelarse en la noche del miércoles. Ni los títulos ni el camino recorrido hasta aquí sirven para apaciguar las pesadillas.

“Pero quién nos iba a aceptar que tenía miedo ni siquiera en el secreto de la intimidad”, escribe Muñoz Molina en ‘La noche de los tiempos’. Nadie lo hará, aunque está en todos los rincones: en los ojos de Pepe Castro, en los pensamientos sobre la capacidad de Montella, en la ilusión del pobre por asaltar por una vez el lugar del privilegio… La titularidad de Sergio Rico genera miedo, pero también hay miedo en la decisión de sustituirlo. El sevillismo rugirá en su casa, pero como antídoto para espantar el miedo. Y hasta en los aficionados de su rival más odiado hay miedo de ver al Sevilla en otra final o de no poder disfrutar de la tragedia del vecino. Todo el mundo está muerto de miedo. El filósofo Escohotado asegura que “la ignorancia y el miedo son los hilos con los que otros nos manejan”. El filósofo de cabecera de El Cerro del Águila, Abel García, expresa su miedo de otra forma: “¡Qué ganas tengo de quitarme este sinvivir!”. Hay una final detrás de ese miedo. Aún hay tiempo de eliminarlo…