Buen momento para ser valientes

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 29/03/2018

Si Puigdemont y su plebe fueran valientes quizá se hubiesen ganado mi respeto. Las fugas cobardes que hemos presenciado en las últimas semanas definen la escasa valía de este personal y la preparación de aquellos que los siguen con fe. No sé si en todo este asunto catalán hay más de idiocia o de cobardía. La última prueba nos la ha servido en bandeja la ex directiva del Barcelona en la etapa de Laporta, María Elena Fort, ahora en la nómina de Junts Per Catalunya: "El Barcelona no debería jugar la final de la Copa del Borbón. Un título no está por encima de la dignidad de nuestros representantes". A esta señora no la conoce nadie, pero su opinión es el reflejo de lo que se siente en un núcleo del barcelonismo. Su relación con Laporta es muy estrecha, hasta el punto que fue el ex presidente quien la casara en abril de 2015 en calidad de concejal del Ayuntamiento.

En su día, Vázquez Montalbán ya definió al Barcelona "como el ejército desarmado de Cataluña". Pero todo es falso. Proclamas estafadoras que sólo calan en las mentes de los interesados y los analfabetos. Desde Piqué a Laporta pasando por Guardiola todo es un circo en el que reina la cobardía. Piqué traga luciendo el escudo de nuestro país, la segunda piel de Guardiola durante años fue la camiseta de la Selección española (quizá aún la tenga guardada) y Laporta jamás se negó a participar en la Copa del Rey. Todo es una patraña, una mentira envuelta en cuatro banderitas. En 2010 el propio Laporta cedió el Camp Nou para que se jugara la final del torneo copero. Y el pasado 1 de Octubre, Messi puso firme a este personal y obligó al Barça a jugar el partido ante Las Palmas cuando el independentismo denunciaba, al parecer, una masacre en las calles. Otra vez tragaron.

Por desgracia, el independentismo volverá a quedar retratado. A lo más que llegarán será a pitar y elevar cuatro banderitas. Qué ridículo. Aunque no estaría mal que por una vez apareciera la valentía en el process. La sorpresa siempre puedes estar a la vuelta de la esquina. Tampoco me imaginé jamás que vería a Pilatos andar en sentido contrario...