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Sierra Nevada: voluntarios, el músculo de toda gran cita

Alejandro Morales
Alejandro Morales
15/03/2017

Resultan un pilar básico en el éxito o fracaso de toda cita deportiva importante, son el músculo de las grandes competiciones internacionales que, como en el caso de Sierra Nevada 2017, concita a deportistas de diferentes países, múltiples disciplinas y escenarios competitivos… y a lo largo de dos intensas semanas. Un ejército de soldados motivados, comprometidos, capaces y currantes. Los voluntarios. En Sierra Nevada 2017 rondan los 400, pero los elegidos no son más que una tercera parte de los que aspiraron a conseguirlo. Muchos se quedaron fuera allá por diciembre de 2016, tras unas exigentes pruebas de selección que valoraban aptitudes para las diferentes áreas ofertadas, dominio del esquí y/o la tabla de snow para muchos de los puestos, idiomas, habilidades comunicativas… No cabían todos, así que se entiende que los que están ejerciendo como tales estos días en la estación de esquí andaluza se sienten unos privilegiados.

“Venimos por la experiencia, el ambiente y, por qué no decirlo, también por la nieve, porque la mayoría de los que estamos aquí echando una mano somos amantes de la nieve”, advierte uno de ellos, Joaquín, universitario que ronda los 20 años y que repite como voluntario después de la reciente Universiada. “Aquella fue muy buena experiencia, haces muchos amigos y hay una unión increíble, incluso en los momentos menos buenos, que también los hay, aunque en estos Mundiales la verdad es que todo está saliendo perfecto”. Hablamos con Joaquín y también con sus compañeros Marta de Castro y Pablo Serrano en la zona del Snowpark Sulayr, donde se concentra buena parte de la actividad competitiva estos días. Nos atienden sobre sus esquís y cuentan que “si no tienes el material o te faltan cosas, la organización te lo proporciona”. Para estos dos últimos es su primera experiencia de este tipo. “No es imprescindible ser esquiador para estar aquí, nosotros lo somos pero tenemos compañeros en otras áreas que no”, apunta Marta, para quien SN2017 está significando “una experiencia muy chula, motivante, que te engancha y te hace querer repetir”.

En efecto, algunos de los grupos de voluntarios, en tareas relacionadas con la informática, la comunicación o las acreditaciones, no tienen por qué saber deslizarse por la nieve, aunque la mayoría sí cumplen con ese requisito. “En nuestro caso estamos constantemente en la nieve. Nos han asignado la zona de control de acceso en las pruebas de paralelo, y el resto de días estamos para lo que nos pidan, apagando fuegos”, explica Pablo, otro estudiante granadino que, por cierto, podrá conseguir los cuatro créditos que la Universidad concede por el hecho de haber sido voluntario en Sierra Nevada 2017. Un aliciente más. Pero, si bien un gran porcentaje de ellos son actualmente estudiantes universitarios (sucede en todas las grandes citas de este tipo), el abanico de edades es muy amplio y se dan bastantes casos de personas que fueron voluntarios en Sierra Nevada 96 (Mundiales de Esquí Alpino) y que 21 años después están repitiendo la experiencia. Es el caso de la que mujer, de unos 50 años, que, con una gran sonrisa dibujada en el rostro, nos solicita la acreditación para acceder a una de las zonas de meta.

El responsable del colectivo, que a su vez está dividido en múltiples subgrupos con sus respectivos coordinadores, es Jesús Barral ‘Canito’, por quien pasa toda la labor de logística y organización de las numerosas tareas a las que tienen que acudir los voluntarios. La mayoría de ellos duermen en Granada y llegan a primera hora de la mañana a la estación en autobuses de la organización. Los esquiadores más experimentados prestan servicio en las pistas y han recibido formación específica por parte de la Federación Andaluza de Deportes de Invierno (FADI). Otros con conocimientos sanitarios están como refuerzo en los equipos de auxilio y aquellos que dominan los idiomas tienen contacto directo con competidores, prensa internacional, comisarios y equipos. Para todos hay un hueco y, como advierte Marta, “una labor útil que prestar, y eso es lo más gratificante de todo, sentir que tu esfuerzo sirve para sumar”.