muchodeporte.com Andalucía Deportes

Felipe Reyes, el rey de la zona

El pívot cordobés inicia su vigésima campaña en la Liga ACB tras renunciar a jugar con la selección

Lucas Haurie
Lucas Haurie
02/10/2017

Resulta curioso encontrarse con un pabellón polideportivo cuyo nombre sea el de un deportista aún en activo, hecho que dice mucho de la relevancia social del homenajeado. Es el caso de Felipe Reyes, quien junto a su hermano Alfonso, retirado hace unos años de la canchas de baloncesto, comparte el honor de dar nombre al pabellón municipal de Canena, en Jaén, localidad de la que era natural el padre de ambos. 

Éstas son las raíces andaluzas de uno de los mejores baloncestistas de los últimos años, de las que hace gala cuando se le pregunta. Y eso que, aunque nacido en Córdoba en 1980, Felipe Reyes ha vivido la mayor parte de su vida en Madrid, donde ha labrado su trayectoria profesional, en el Real Madrid, con el que inicia su vigésima campaña en la Liga ACB, la decimocuarta consecutiva vestido con la eslástica blanca.

No se sabe aún si será la temporada de su adiós, despedida que ya ha consumado como internacional. El pívot cordobés anunció hace pocos días su retirada oficial de la selección española, con la que ha conseguido condecoraciones de todos los colores: europeas, mundiales y olímpicas. A esta trayectoria exitosa se unen además sus títulos con el Madrid a nivel nacional y continental (cinco Ligas, cinco Copas del Rey y una Euroliga), así como su inclusión con letras de oro en la historia de la competición nacional: el capitán madridista podría convertirse en el jugador con más partidos disputados en la ACB, superando a Rafa Jofresa, del que lo separan 34 partidos, los mismos que tiene la Liga regular. 

Su cualidad guerrera bajo los aros ha sido seña de identidad del cordobés desde sus inicios en el Estudiantes, donde coincidió con su hermano Alfonso, nueve años mayor que él y principal ídolo de la entonces joven promesa, quien saltó a la fama junto a otros jóvenes de su generación: Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Berni Rodríguez o José Manuel Calderón, entre otros. Los júniors de oro le arrebataron la presea de ídem a los todopoderosos Estados Unidos en el Mundial de 1999. 

Este fulgurante comienzo con la selección española continuó en el tiempo y, pese a ausentarse del reciente Eurobásket de Turquía, sí participó en los conquistados en Polonia en 2009, Lituania en 2011 y Francia en 2015, además de las tres medallas olímpicas (dos platas y un bronce) en Pekín, Londres y Río, respectivamente, sin olvidar el mayor triunfo nacional: el oro en el Mundial de Japón de 2006. Ésas son sus credenciales como jugador internacional, etapa a la que recientemente ha puesto fin para pasar más tiempo con su familia y centrarse en el Madrid.

También ha habido decepciones en la carrera del cordobés, como el oro perdido en Madrid en el Eurobásket de 2007, aunque el mayor revés se produjera durante la preparación del Europeo de Lituania, cuando falleció su padre de un infarto repentino. No se perdió pese a ello el torneo, arropado por sus compañeros de la selección, con quienes ha formado un bloque ganador y fraternal y que le cantaban a modo de ánimo aquello de: “Eh, chipirón, todo los días días sale el sol, chipirón, todos los días sale el sol”. Pero el cordobés, más que como chipirón, ha sido conocido como Felipón o Espartaco (Andrés Montes dixit), debido a su ardor dentro de la zona, que contrasta con la bonhomía que luce fuera de las canchas. 

Como consecuencia de esa vida tranquila se explica su larga trayectoria profesional, con la que ha sabido compaginar una vida casera y familiar lejos de la avalancha mediática a las que están sometidos otros deportistas. Es el caso de su amigo Pau Gasol, con el que salir a la calle se traduce en una experiencia “agobiante”, como ha reconocido en alguna ocasión. 

Pero a pesar de su querencia por el nulo protagonismo personal y la preponderancia del colectivo, no queda más que recalcar la extraordinaria trayectoria de esta enorme figura del baloncesto surgida en una tierra de olivares que asientan el trono destinado a los reyes de las canchas.