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El tenis de mesa y las cosas de casa

El cordobés Carlos Machado ha recibido el galardón al mejor jugador español de tenis de mesa de todos los tiempos

Lucas Haurie
Lucas Haurie
31/12/2017

En estos días, más de un niño le habrá pedido a los Reyes una mesa de tenis para practicar un juego tan sencillo y divertido como el ping pong. Quien pueda permitirse un espacio en casa para practicarlo, cumpliría con el anhelo de sus vástagos con el aliciente de conseguir además levantarlos del sofá y dejar descansar el teléfono mientras ejercitan la coordinación y los reflejos mediante el deporte. El tenis de mesa empieza como un juego, pero puede derivar en una pasión. La práctica en casa con los hermanos y los amigos puede dar paso a la competición y, de ella, al horizonte de unos Juegos Olímpicos.

Algo parecido debió de ocurrir en casa de los Machado, en el municipio cordobés de Priego, donde toda la prole compartía la pasión por el tenis de mesa. Carlos, el pequeño, no iba a ser menos. La competencia en la casa de una familia numerosa no tiene nada que envidiar a la de una competición olímpica. Con los años fue haciéndose el palista más destacado, primero de puertas para adentro y luego fuera de sus muros. La onda de Carlos Machado se ha expandido hasta forjar una carrera de éxitos, tantos que ha acabado convirtiéndose en el mejor jugador de tenis de mesa de la historia de España.

El pasado mes de noviembre la Real Federación Española de la disciplina celebró en Almería la gala de su 75º aniversario, foro en el que el menor de los Machado recibió el galardón de manos de su hermano Miguel Ángel, presidente de la entidad federativa. La influencia de la familia no debe llevar a engaños: Carlos Machado, aún en activo a sus 37 años, es el jugador nacional con más campeonatos de España individuales en su haber, diez, por delante de leyendas de este deporte como José María Palés y Roberto Casares, sin olvidar al jugador de origen chino He Zhi Wen, apodado Juanito, granadino de adopción durante los años en los que el tenis de mesa cobró mayor repercusión.

La pasión de la familia Machado por las palas es contagiosa. Eso lo saben bien en Priego, donde fundaron hace 25 años el equipo Cajasur, presidido en la actualidad por otro de los hermano de la prole, Jesús, quien también recogió en la citada efeméride el premio al mejor equipo de 2016. A esto se suma el impulso del campus de formación con el nombre del palista, que acerca aún más a los chavales de su localidad natal la afición al tenis de mesa. Tal vez así, quizá algún día, se viva esta disciplina con la misma devoción que en los países asiáticos, auténticos dominadores del deporte, pudiendo ser un andaluz quien en el futuro pase por encima de ellos, como sucede actualmente en el bádminton con la onubense Carolina Marín.

El legado de Carlos Machado permanecerá para siempre en Priego de Córdoba, aunque también en el resto de Andalucía surgen figuras de renombre. Sin ir más lejos, el pasado verano el onubense Álvaro Robles impidió al prieguense aumentar su leyenda en los Nacionales al derrotarlo en la final. Ambos jugadores, además del gaditano Jesús Cantero, son las figuras más importantes en la selección española, cuyo objetivo pasa por participar en los Juegos de 2020. Llegar a Tokio no será, sin embargo, un camino de rosas. Machado, por si acaso, ya se sacó la espinita en la cita olímpica de Londres 2012, año en el que además conquistó el oro en los Juegos del Mediterráneo de Almería.

Y no queda aquí la trayectoria del palista cordobés, quien ha ayudado al equipo que dirige su cuñado Luis Calvo a conquistar varios títulos de Liga y de Copa. Sin dormirse en los laureles, esta temporada el Cajasur Priego lidera la tabla de la Superdivisión masculina con un sensacional y casi invicto Machado, además de seguir con opciones en la Copa de Europa, con la que los cordobeses han logrado relevar en los últimos años a los granadinos en el dominio de las competiciones nacionales.