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Los mares del sur bien valen una aventura

La kitesurfista gaditana Gisela Pulido retará en el Pacífico a las olas más famosas y peligrosas del mundo

Lucas Haurie
Lucas Haurie
15/02/2018
Hawái, Fiyi y Tahití son los destinos para los próximos meses”

Pocos deportistas están tan pendientes de la meteorología como Gisela Pulido. Su modalidad depende de que haya viento y que sople fuerte, algo que en Tarifa se da por asumido todos los días del año. Pero estos días la gaditana no consulta las borrascas o los anticiclones que puedan evolucionar en el Estrecho, sino en la otra parte del mundo, en el Pacífico Sur, a donde acudirá los próximos meses para afrontar el reto personal de cabalgar sobre las olas más famosas y peligrosas del mundo.

Hawái, Fiyi y Tahití son los destinos a los que la joven deportista pondrá rumbo en marzo y abril, cuando las condiciones de viento sean las adecuadas para su cometa. El plan es no sucumbir ante esas olas gigantescas que portan un nombre propio: Jaws, Cloudbreak o Teahupo’o. Para este desafío personal, Pulido viene preparándose desde hace meses tanto en el apartado físico como en el respiratorio. Adentrarse en esas olas salvajes requiere de un aporte de oxígeno que sólo estará a su disposición después de horas y horas de entrenamiento para aumentar la apnea, para acostumbrare a la presencia de dióxido de carbono en los pulmones.

Este tiempo de preparación ha sido posible después de que Pulido haya renunciado a las pruebas del Campeonato del Mundo, en crisis de organización desde hace unos años y que en la actualidad únicamente cuenta con cuatro pruebas puntuables para la denominada ahora Liga Mundial. Pese al suspenso de la competición, Pulido no se ha relajado. Todo lo contrario. A sus 24 años recién cumplidos, y con una decena de títulos mundiales en su palmarés, el primero de ellos logrado con sólo 10 años, la gaditana de origen catalán y nieta de cordobeses busca siempre nuevas oportunidades para superarse. De ahí sus anteriores retos recorriendo las Islas Canarias a todo lo largo y ancho y con las carreras de catamaranes. 

El entrenamiento en el kitesurf es un diario. El resto de ejercicios físicos, incluyendo la exploración en el mundo de la apnea, y el mantenimiento de una dieta cuidada son normas de obligado cumplimiento en los deportistas de élite. Aún sí, la tarifeña sabe que la vida en la alta competición no dura para siempre, de ahí que esté labrándose un futuro fuera del océano, graduándose en Publicidad y Marketing en la Universidad Católica de Murcia. En el horizonte de la kitesurfista se divisa el negocio familiar, una tienda y una escuela deportiva en Tarifa y en Panamá. Y una oenegé fundada por ella misma destinada a ayudar a los niños desfavorecidos. 

Mientras marchan los proyectos y se consolidan los desafíos, la tarifeña ansía volver a la competición, algo que espera que suceda la próxima temporada. Ella, sin embargo, reconoce que aún es pronto para saberlo. Por ahora sabe que su disciplina no estará en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020, aunque confía que sea incluida para los de 2024. De momento, el sueño de representar a España y de competir por la más alta medalla está varado. Su meta ahora es acudir a las islas del Pacífico tan pronto como las condiciones sean propicias.

La aventura no es en absoluto improvisada. Sí lo serán las fechas, que pueden variar de una semana a otra. Llegado el momento, el día D y la hora H, tomará un avión y dará la vuelta al mundo hasta Hawai. Luego, más al sur, esperan Fiyi y Tahití, más santuarios que islas donde el peregrino lleva tabla y neoprenos con el objeto de rezarle a las más grandes olas del mundo. Los tiburones, en estas modalidades deportivas, no son más que testigos de excepción. Además de la tabla, a Pulido la acompañará su siempre fiel cometa para encarar esas colosales fuerzas de la naturaleza a las que nunca puede perdérseles el respeto. Ella siempre lo recuerda, es el mismo respeto que mantiene la tarifeña desde los ocho años, cuando empezó en esto del kitesurf.