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Emilio Martín, del fondo a la cima

El onubense no se baja del cajón en los Mundiales de duatlón desde 2012

Lucas Haurie
Lucas Haurie
04/03/2018

Resulta sorprendente que en Huelva exista un deportista tan querido como Carolina Marín, la principal referencia onubense del deporte. Más chocante es aún si el protagonista se dedica a una especialidad no olímpica del atletismo. Se trata del duatleta Emilio Martín. Sus éxitos, llegados con el deportista ya en la treintena, lo han encumbrado a la cima del deporte y de la fama. No extraña, por tanto, que haya dado nombre ya al estadio de la capital onubense y que sus múltiples campeonatos hayan transportado el foco mediático, al menos en Andalucía, hacia el duatlón, el deporte que combina atletismo y ciclismo.

Antes de duatleta, Martín fue atleta. Y bien que lo hacía en los 1.500. Llegó a ser subcampeón de España sub 23 y, en la categoría absoluta, no estuvo tan lejos de la medalla nacional hasta en dos ocasiones. Pero Martín sufrió un frenazo, el frenazo. Las marcas no mejoraban. Los estudios y el trabajo, que compaginaba con el entrenamiento diario, eran impedimentos fácilmente identificables, pero quizá hubiera más. Y eso era más difícil. La crisis estaba en su cabeza. 

Martín se planteó hace una década que las carreras no eran lo suyo y a punto estuvo de dejarlo todo. Sin embargo, elevó la mente, levantó los pies y los sujetó a dos pedales, las poleas de la bicicleta. Había agua y el molino giró. Y tanto que giró. Bicicleta arriba, bicicleta abajo, se había hecho la luz. El duatlón se presentó como la salida al bache de los entrenamientos sin estímulo, la claridad a la crisis del incierto futuro. Y en 2011, ni corto ni perezoso, se tiró al agua. Se inscribió al Campeonato de España de duatlón. Firmó por probar, pero lo ganó. 

El onubense se dio cuenta entonces de lo que había conseguido y de lo que podía seguir alcanzando si contara con más preparación y un entrenador. Aquel año acudió al Mundial pero no logró acercarse a los mejores, algo que sí logró en los años sucesivos al no bajarse del cajón desde su título mundialista de 2012. Era el éxtasis. En 2015 repitió medalla de oro mundial. Y el año pasado selló el círculo con el más alto cajón europeo. En medio, una retahíla de logros que refulgen en las vitrinas de su casa: platas, bronces y todo un quíntuple dorado de España.

Tras haberlo ganado todo en el último lustro se hace más complicado volver a encarar las temporadas. Cada inicio de campaña, además, se repite un ritual que es cada vez más agotador: recabar el apoyo de los patrocinios, menos espléndidos ante un deporte minoritario y, además, no olímpico. Pero Emilio Martín mantiene la ilusión. Su plan, un año más, consiste en sumar 20.000 kilómetros de entrenamiento, un imaginario viaje de ida y vuelta anual a Buenos Aires, corriendo y pedaleando. Su aspiración no decrece. Ahora confía en hacer el triplete, ganarlo todo, y convertirse así en el mejor duatleta de la historia. 

Los sueños siempre estarán ahí. El de Martín es participar en unos Juegos Olímpicos, extremo no previsto en los de Tokio de 2020. Sin posibilidades para el dualtón a corto plazo, el triatlón se presenta como oportunidad, un deporte en cuya élite mundial se habla español gracias a Gómez Noya, Mola y Alarza. Pero el agua no es un medio en el que Martín se sienta cómodo. Su fisonomía, ha dicho alguna vez, es incompatible con el líquido elemento. Cuando lo ha intentado, el Martín nadador ha frenado al Martín fondista y al ciclista. Con los años, con todo, su nado ha experimentado una mejoría e incluso se ha adjudicado las dos últimas ediciones del Desafío Doñana, triunfos aún insuficientes, reconoce el onubense, para dar el gran salto al deporte triple.

Sus metas están fijadas, de modo inmediato, en el Campeonato de España de duatlón de Avilés, que se celebra en abril, y el Europeo de Ibiza, que lo hará en octubre. Son desplazamientos cortos, algo que agradece el onubense, quien no deja de mirar el Mundial de Dinamarca de julio con ojos golosos. Para ello, con 35 años, este licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, no pierde la cabeza. Aparte del entrenamiento, su dedicación es la de todos, familia y el día a día, aunque su celebridad lo aupara a protagonizar la última Cabalgata de Huelva, en la que ejerció de Rey Melchor. Ahora le toca ser el monarca absoluto del duatlón.