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Poyet se lo toma con filosofía

El entrenador dice que hay que estar tranquilos porque el fútbol de verano sirve para subsanar fallos

Redacción
Redacción
11/08/2016

No cuando ganaba al Werder Bremen con mucha gente de la cantera, el Betis era el mejor del mundo, ni ahora que pierde muy fácilmente es el peor. Ese es el mensaje que debe y quiere tansmitir Gustavo Poyet después de que su equipo, en el Colombino, tras ya jugar especialmente mal ante el Montpellider, acabara último en el Trofeo del Decano tras perder con el Córdoba y empatar preciasamente ante el Recreativo. Poyet insta a mantener la calma y aprender de los errores: 

Equilibrio en los buenos y malos partidos: “Yo mantengo mucho el equilibrio. No me lo creo cuando el equipo gana ni me voy a colgar de un árbol cuando pierde. Está claro que cosas que antes no pasaban ahora están pasando y hay que solucionarlas. Para eso uno juega, uno entrena e intenta encontrar el equipo. Tampoco analizo que cuando chavales de 19 años le ganaron al Werder Bremen íbamos a salir campeones de liga. Hay que mantener un equilibrio. Lo que intento corregir es el hecho de que veníamos creciendo y manteniendo una organización que, lamentablemente por estos errores, parece que se desarma un poco. Hay que tener tranquilidad. Creo que la gente se entusiasma muy rápido y pierde la esperanza muy rápido cuando esto todavía no empezó. Al fin y al cabo hay que tomarlo con calma. El responsable soy yo y si yo estoy tranquilo, lo mejor es que la gente también esté tranquila”.

Errores groseros: “Eso es lo que se ha notado más. No habíamos cometido prácticamente errores y ahora en cada partido hemos cometido un error. Cuando te metes en esta racha, cada error que cometes te meten gol. Mejor ahora que a partir del 20 de agosto”.

Aprendizaje en la derrota: “He visto a muchos equipos salir campeones de verano y después no ganan en siete u ocho partidos. Y lo contrario, equipos que no ganan ni uno y luego van y ganan los primeros cinco. Es cuestión de que estos dos partidos nos sirvan para clarificar cosas y, si hay alguna duda, quitárnosla de encima para llegar clarito al partido contra el Barcelona. Cuando un equipo se forma nuevo, con un entrenador nuevo, tantas caras nuevas, uno puede pensar que te va a llevar dos o tres meses empezar a funcionar. Cuando las fichas encajan perfectas y el entrenador elige perfecto, a veces te cuesta un mes solo. A veces te cuesta seis. Lo que tenemos que tratar es de acortarlo y que el equipo se encuentre lo antes posible. Ese clic tanto de formación, como de no errores, como de fluidez, crear ocasiones pero meterlas y que no te metan goles. Creo que esa es la parte de las que me tengo que ocupar yo”.

Tocados: “Hay varios. No te voy a poner una excusa, pero nosotros de mañana entrenamos muy duro. Sabíamos que íbamos a jugar 45 minutos y lo tomamos como 45 minutos de entrenamiento prolijo. No salió nada, o sea que todo lo que uno planifica a veces depende de un error. La parte física, que era la que estábamos entrenando hoy, no hay nada que objetar. Hay que tratar de llegar al sábado y el domingo más frescos para poder dar una imagen tranquilizadora a la gente”.