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¿Dónde estaba usted en el 2017?

25 años después, de nuevo se le pide al bético de a pie que salve al club comprando acciones

José Antonio Jiménez
José Antonio Jiménez
25/03/2017

En 1992 la cuestión era cubrir los 1.175 millones de las extintas pesetas de capital social para que la conversión en SAD fuera una realidad. Un cuarto de siglo después, posicionarse de cara a tomar las riendas del consejo de administración verdiblanco. En Segunda, con deudas, a las puertas de los fastos del 92. En tierra de nadie en Primera y muy lejos de los que sueñan con acabar entre los seis primeros en la actualidad. Similitudes en el día a día de una entidad que padece en sus propias carnes las guerras intestinas que le impiden estar a la altura de una hinchada que, como a comienzos de la década de los 90 del siglo pasado, no le da la espalda a sus colores. Hace 25 años, Lopera, Galera y los notables trataban de evitar la desaparición de una entidad que contaba con muchos incondicionales, pero poco dinero para suscribir un capital social marcado por la mala gestión de sus anteriores gestores (por ejemplo, Gerardo Martínez Retamero). Es de todos sabido que el magnate de la calle Jabugo dice que invirtió 680 millones de pesetas, unos cuatro millones de euros, para hacerse con la mayoría de unas acciones que le daban el control del club. Eso se está viendo todavía en los juzgados. Es por todos sabido que los béticos adinerados se espantaron cuando escucharon las intenciones de Ruiz de Lopera (Espina, Márquez Medrano, Romero…). Ahora, cuando Lopera y Galera siguen siendo apellidos ‘mentados’ a diario, hay más actores principales de una película con un guión parecido. Haro, López Catalán, Oliver y Salas (hijo de un bético que en los 80 luchó por ser presidente del Real Betis). Los anteriores quieren mandar, como Lopera. Ahora la clave está en juntar el mayor número de títulos de cara a una Junta de Accionistas que decida quién controla desde la planta noble del estadio Benito Villamarín una sociedad que ha vuelto a la casilla de salida. ABA ha sido capaz de unir a Lopera con sus enemigos. Oliver se libra de la cárcel presumiblemente y se llena los bolsillos a costa del Betis. Rafael Salas se postula para encabezar una tercera vía. La que algunos béticos consideran básica para que de una vez por todas se esté a la altura de las circunstancias. En 1992, Lopera relanzó a un equipo que hasta ganaría títulos durante su mandato. También bajó a Segunda, por cierto. Y se pone en duda su gestión en diferentes frentes. A ver si 25 años después la Guerra Civil acaba con una paz que sirva de verdad. Que sirva para que el Real Betis sea tan grande como su afición. Para que, además de banderas en el Polo Norte, las vitrinas se llenen de logros deportivos…