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El Betis soy yo

Para Ramon Alarcón, reconocer el plagio era perjudicar la imagen de la entidad verdiblanca, no la suya

Paco Cepeda
Paco Cepeda
06/12/2017

Cuando decimos que algunos vetadores que ahora mandan en el club utilizan al Real Betis en su provecho nos equivocamos poquísimo, nada. Normalmente, los que mandan con mano de hierro confunden la parte con el todo, y una crítica, dura pero lícita, a su persona la interpretan como daño en este caso al Betis. Y no lo decimos por el vergonzoso veto que mantienen a este medio de comunicación, que también. Nos referimos ahora a que Ramón Alarcón consideraba, cuando quería negociar con la empresa Propulsa para evitar la demanda por plagio, que reconocer lo evidente, dar una rueda de prensa admitiendo que el trabajo era de Propulsa, de una empresa que de buena fe lo había dejado en manos no demasiado honestas, era perjudicial para el Betis. Lo de siempre, un daño a lo suyo es al final un daño al Betis.

Cuando Carlos Aparicio, representante de Propulsa Comunicación, le propuso esa solución a Ramón Alarcón, la del reconocimiento de la autoría del trabajo que todavía hoy ven en cada imagen de marca de la entidad, el actual director de negocio verdiblanco le respondió, sin consultar al Betis, no lo necesitaba porque el Betis debe ser él, incluso cuando no estaba como consejero pero sí medrando, que reconocer un error así, pues era perjudicar la imagen del Betis. Sin embargo, permanecer en la estructura del Betis con esa tremenda condena, con ese sueldazo, con ese puesto de máxima relevancia, no perjudica la imagen del Betis. Im-pre-sio-nan-te. 

Aparicio le respondió que "lo realmente perjudicial para la imagen del Betis va a ser que haya una sentencia en la que se diga que se ha plagiado un trabajo sobre su escudo y una segunda marca y no se ha hecho nada, pero es que esa solución no beneficia a tu empresa, no al Betis". Alarcón no dijo nada más, como ahora, que silencia un tema de la máxima gravedad ostentando el cargo que ostenta entre otras cosas por esos trabajos 'gratis' que le colocaron en una inmejorable posición para primero ser consejero y luego director general del Betis.

El caso es de manual, pero la soberbia de Ángel Haro en el desempeño de su presidencia le impide admitir un error de este tamaño. Ni media palabra de este tema, dicen en los pasillos que es un tema anterior y que ningún beneficio sacó Alarcón con la treta. Setién puede estar muy tranquilo, él tampoco debe tener la culpa de nada de lo que esté ocurriendo.