2-3: Qué grande es el campeón

Logra su pase a los octavos de final después de un gran triunfo ante un excelente rival

Miguel Ángel Chazarri 26/02/2015

Queda mucho camino por delante, seguramente eliminatorias del mismo nivel que la del Gladbach, pero indiscutiblemente el Sevilla sale de Alemania pensando en que de nuevo todo es posible. Dejándole claro al resto de rivales que quien quiera tumbarlo tendrá que sudar sangre. Luego el fútbol es caprichoso, cualquier instante te conduce a una noche aciaga. Pero ojo, que si este Borussia de Mönchengladbach, un señor equipo que juega como los ángeles y sin delanteros de nivel, ha hincado la rodilla tanto en la ida como en la vuelta es para pensar que el Sevilla vuelve a tirar por lo alto. El tanque se ha llenado de optimismo. La eliminatoria deja señales parecidas a las de otros años mágicos. De momento, habrá que parar ahí el carro.

Tan caprichoso es el fútbol que no da la impresión de haber pasado el mejor. El Sevilla puso mucho, muchísimo de su parte para tirarlo todo por la borda. Se pueden imaginar el ¿planteamiento? Se adelantó en el primer ataque el Sevilla y lo que se suponía que iba a soltar las piernas y a inyectar confianza provocó el efecto contrario. No se sabe bien si por Emery (las sospechas son fundadas) o porque los jugadores temieron perder el tesoro, el equipo se paró. Literalmente, no hizo nada. Trató de defender y lo que salió fue una pantomima como una catedral. Todos juntitos, de mentira. Atrás, de mentira. Intentando salir, de mentira. E intentando robar, de mentira. El Borussia tocó y tocó. El Sevilla miró y miró. Los mediocentros jugaron a un metro de los centrales, los centrales se pegaron a Sergio Rico y a partir de ahí, que corriera Vitolo. El partido pedía adelantar un par de metros la presión y encimar al rival. Nada se ello se hizo. El Sevilla estaba igual de tembloroso que en Anoeta, pero sin Arribas.

Y sí, Vitolo corrió. Suyos fueron el segundo y el tercer gol. Y donde quema de verdad el balón, en un escenario imponente y con la tensión a mil. Definitivamente este futbolista ya está al nivel de la pasada temporada. No es fácil marcar las diferencias en eliminatorias de este pelaje. Así se doctoran los buenos jugadores. También anda cada vez mejor Banega. Le faltó redondear algo la faena pero su partido fue bastante completo. El equipo lo encontró muchas veces, pese a que se jugó en una única dirección, la que marcó el Borussia. Por supuesto los alemanes también mandaron en la segunda parte. Sí bajaron sus pulsaciones tras la expulsión de Xhaka, quizás el momento en el que sintieron que la eliminatoria era para el Sevilla pese a la pequeñez de su juego. Porque, justo es reconocerlo, no todo fueron noticias positivas. Sergio Rico, por ejemplo, no va. En la portería caben pocos experimentos y el Sevilla simple y llanamente se la está jugando en un puesto clave. Tampoco el equipo achica bien en su área. No resuelve bien las jugadas, los despejes. Y desde luego ¿planteamientos? de este perfil son una invitación al suicidio. Conviene saberlo. Pero como hasta jugando de esta forma mezquina se ha quedado de pie varias veces, ya parece que hasta da igual las veces que el rival tire, las manos que haya dentro del área, lo acorralado que esté... El Sevilla resiste, no hay forma de tumbarlo. Su bolita estará en el bombo.

Ficha técnica:

Borussia MG (2): Sommer, Jantschke (Johnson, m. 77), Stranzl, Álvaro Domínguez (Hrgota, m. 76), Wendt, Herrmann (Traoré, m. 72), Xhaka, Kramer, Hazard, Raffael y Kruse.

Sevilla FC (3): Sergio Rico, Diogo, Carriço, Kolodziejczak, Tremoulinas (Fernando Navarro, m. 81), Iborra, Krychowiak; Aleix Vidal, Éver Banega (Mbia, m. 65), Vitolo y Bacca (Gameiro, m. 76).

Árbitro: Marijo Strahonja, croata. Doble amarilla para Xhaka. Amarillas para Iborra, Sergio Rico, Carlos Bacca, Hazard, Aleix Vidal, Kramer y Kevin Gameiro.

Goles: 0-1, minuto 8: Bacca. 1-1, minuto 18: Xhaka. 1-2, minuto 26: Vitolo. 2-2, minuto 29: Hazard. 2-3, minuto 78: Vitolo.