muchodeporte.com Sevilla FC

Veinte años de agosto del 95

José Antonio Jiménez
José Antonio Jiménez
01/08/2015

Con la clasificación continental en el bolsillo, en el Sevilla FC trabajaban a marchas forzadas para elaborar un plantel que estuviera a la altura de las circunstancias. La llegada al banquillo del luso Toni, recambio de Luis Aragonés, no era ni mucho menos una garantía. Tampoco fichajes como Peixe y Oulida. Apuestas de una dirección deportiva que soñaba con los fichajes de Davids y Oscar García. Sin embargo, todo quedaba paralizado un inolvidable 1 de agosto de 1995 (cómo pasa el tiempo, hace dos décadas). La LFP mandaba a los blancos a Segunda B tras no haber avalado la cantidad requerida por un órgano que tomaba la misma decisión con el Celta de Vigo. Al principio, todo el mundo pensaba que la noticia era un bulo estival. Sin embargo, el paso de las horas le daba credibilidad a un asunto que había pillado a todos con la guardia baja. Incluso a uno de los hombres fuertes del conjunto nervionense (José María del Nido, de vacaciones con sus hijos en tierras galas).

La primera plantilla, concentrada en tierras gaditanas, tampoco deba crédito. ¿Cómo se podía mandar a Segunda B a un elenco que semanas atrás se había ganado el derecho de disputar la Copa de la UEFA? Muy sencillo, por no presentar a tiempo los avales requeridos por la LFP (poco menos de 90 millones de las extintas pesetas). En la entidad se aseguraba que esa cantidad estaba avalada en tiempo y forma, mientras en la LFP se aseguraba todo lo contrario. Las malas lenguas aseguraron en su momento que la personalidad de Luis Cuervas y sus enfrentamientos con los rectores de la LFP fueron la excusa perfecta para tomar una decisión sin parangón.

El club hizo todo lo posible para revertir la situación. Dimitía Luis Cuervas, Del Nido tomaba el mando de las operaciones, José María García hacía horas extras para que todo volviera a la normalidad… hasta Felipe González era molestado en Doñana para salvar al equipo de su ciudad natal. Todos los anteriores tuvieron un papel destacado en una película con final feliz. Todos, pero fue la afición del Sevilla FC la que de verdad salvaría a los suyos con un apoyo nunca visto. Sus manifestaciones por las calles de Sevilla, su presencia masiva en los entrenamientos... todo lo que sumara para dejar en nada una decisión que quedaría revocaba en una asamblea histórica en la que hasta Lopera y Gil y Gil tuvieron sus momentos de gloria. Una asamblea que no tenía más remedio que mantener en Primera a los equipos repescados tras el descenso administrativo de Sevilla y Celta (Valladolid y Albacete).

Una Liga de 22 en la que el Sevilla quedaba en manos de unos gestores que, aprovechando la salida de los defenestrados Cuervas y Del Nido, en pocos años convertían a los moradores del Ramón Sánchez Pizjuán en todo lo que no debía ser una SAD bien gestionada. Mejor no repasar lo hecho por De Caldas y compañía ahora que se cumplen 20 años de un episodio histórico.

Luis García Tevenet, jugador blanco en aquel verano, rememoraba no hace demasiado dos semanas de pesadilla. "Es una noticia que llega durante la cena, todo era raro, pero enseguida se dio cuenta todo el mundo de que la cosa iba en serio, pero nadie se lo creía. Fueron quince días muy complicados, era la primera vez que algo así sucedía. Afortunadamente, todo se arregló. El apoyo de la gente y su calor fue fundamental para estar en el lugar que deportivamente el Sevilla merecía. El aficionado sevillista, que se echó a la calle, dio un empujón clave para que el problema se arreglase. Desde el club se trabajó bien pero las manifestaciones fueron tan emotivas como fundamentales", manifestaba al respecto el actual técnico del Huesca.

Monchi, por su parte, tiene claro que "indudablemente el apoyo de la afición fue la clave. Recuerdo como algo tremendo la manifestación de sevillistas y nuestra presencia en la Plaza España. Me enteré de la noticia porque entró en la habitación del hotel de Chiclana Manolo Jiménez, por entonces capitán, y me la comunicó. Al principio pensaba que era una broma, pero luego se vio que no".

José María del Nido, hace 20 años en París y ahora en la cárcel, también daba su versión de lo sucedido. "Aquello le enseñó a los sevillistas a sufrir. De todo aquello hay que destacar el enrocamiento que la gente tuvo en torno al club, circunstancia que nos ha permitido crecer mucho, sobre todo en sentimiento. Los dirigentes que tuvo el Sevilla entre 1995 y 2000 demostraron que Luis Cuervas fue un gran presidente. Los mismos que decía aquello de 'Cuervas vete ya' pedían luego su vuelta", argumentaba uno de los elementos básicos para lo mucho bueno hecho en los últimos años en la mitad sevillista de la capital hispalense.