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La semana de Montero

El miércoles, nueva entrega del Dorsal de Leyenda

José Antonio Jiménez
José Antonio Jiménez
12/11/2017

Enrique Montero entrará a formar parte del 'Hall of Fame' del Sevilla FC este próximo miércoles. Un selectivo club en el que hasta la fecha han tenido cabida los Arza, Busto, Antonio Álvarez, Marcelo Campanal, Achúcarro, Lora... Montero, como casi todos los anteriores, no pudo ganar nada con el conjunto blanco. Algún relevante trofeo estival o victorias ante el eterno rival es lo poco que pudo festejar este delantero que el paso del tiempo reconvirtió en uno de los mejores mediapuntas de nuestro fútbol. Un poquito más retrasado alcanzó las mieles de la internacionalidad absoluta. El deseo de los grandes de hacerse con su servicios y el derecho a disputar un Mundial con España. Desgraciadamente, una lesión acabó con sus sueños mundialistas y con la posibilidad de compartir vestuario con Diego Armando Maradona. El FC Barcelona lo tenía atado a cambio de Carrasco, Boquerón Estaban y un buen puñado de millones de las extintas pesetas antes de lo sucedido una horrible noche en el Trofeo Carranza.

Una lesión que dejó en mucho menos de lo que fue una carrera plagada de buenos recuerdos. Como el que merece la pena rescatar para los buenos aficionados sevillistas que en 1981 no habían nacido o eran tan pequeños que no tuvieron la ocasión de ver la obra maestra firmada ante el Burgos en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán en mayo del año antes mencionado. Es complicado poner al personal de acuerdo, pero como ha ocurrido con la desaparición del genial Chiquito de la Calzada, todos tienen claro que hablamos del mejor gol anotado por el cuadro blanco en su feudo. Y no hay que restarle valor al tanto por estar el choque claramente decantado para los sevillistas antes de que subiera al marcador (3-0), ni que el rival fuera un modesto de Segunda división. Toca destacar que se trataba de un partido de Copa, con la vuelta todavía por disputar. Pero no nos perdamos en absurdos debates que puedan restarle valor a lo firmado por Montero en la segunda mitad. En la banda de Fondo, casi a la altura de la Puerta 16, Montero controlaba la pelota. Vertiginosa diagonal, acompañada de no pocos regates para ir sorteando contrarios. Cuando ya había superado a medio equipo del Burgos, quiebro ante Maté para que la pelota acabara en la portería de Gol Sur. Un golazo que sacó no pocos pañuelos de los bolsillos de los allí presentes. Seguramente a Montero le habría gustado ser recordado por algo más que por lo contado en estas líneas. Eso sí, seguro que no se cansa de contarle a los suyos el desarrollo de una obra de arte balompédica.