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Toca ponerle nombre y apellidos al nuevo cargo de Caparrós

Paco Cepeda
Paco Cepeda
14/05/2018

El Sevilla está negociando la incorporación de un nuevo director deportivo (Antonio Cordón es la preferencia), pero antes tiene que darle su sitio a Joaquín Caparrós, que tras recuperar a un 'muerto' ha tomado mucha fuerza y peso para darle solidez a la estructura deportiva que se prepare. La cuestión está hablada y avanzada, y hay que ponerle nombre y apellidos. Por un lado, Caparrós quiere estar físicamente en la ciudad deportiva, al lado de la 'fábrica', y con una labor diaria de director de fútbol, encargado del enlace entre el fútbol formativo y el profesional, trabajando codo con codo con Pablo Blanco. Pero el club, y Pepe Castro, lo quieren tener cerca también. Se entiende que es la persona idónea para que sin estar en primera línea, participe en la coordinación de las diferentes estructuras deportivas que hay ya en todos los grandes clubes. Por un lado están los técnicos, que ya no vienen con menos de cuatro o cinco ayudantes, por lo bajo. Por otro lado están los directores deportivos, que también se hacen ayudar por diferentes ojeadores y analistas de confianza, y luego está la propia estructura del club, en este caso el Sevila, y la gente que trabaja en cantera. Todo eso tiene que confluir en una idea futbolística y una manera de hacer las cosas que el Sevilla quiere cuadrar, independientemente de que los que están por llegar (entrenador y director deportivo) tengan por supuesto el amplio margen de trabajar con independencia, pero dentro de una idea colectiva.  

En los próximos días se espera esa reunión que defina perfectamente el alcance de las funciones del todavía entrenador del Sevilla, de Joaquín Caparrós, que pasará a ser ese director de fútbol que tanto se ha echado en falta, más allá de los fichajes malos, buenos o regulares del director deportivo. El tema Nzonzi ha sido un ejemplo muy gráfico.