Autocensura

Vía de Escape

Paco Cepeda 06/09/2023

En este mundo de la polarización y de dictaduras ideólogicas en las que los matices son rechazados por los ruidosos y puristas de diferentes signos, lo cierto es que siento, más que en ningun otro momento de estos 30 años de ejercicio de la profesión, el peso de la autocensura. ¿Qué repercusión tendrá (en mi micromundo, no tan micro cuando se publica en un medio del tráfico de Muchodeporte) si me salgo del canal de lo políticamente correcto? Veo, escucho, leo demasiadas sentencias que dan miedito y de algún modo creo que me invita todo ese contexto peliagudo a pasar de puntillas por algunos temas, no comparables, pero que sí entroncan, en mi caso, con lo de la autocensura. Empecemos por lo más sencillo, por Sergio Ramos. La corriente es inequívoca, el pueblo, el ruidoso al menos, quiere glamour, quiere ver a ese icono, merecido, del fútbol mundial y del deporte con la camiseta del Sevilla. Y como la corriente es esa, nosotros, Muchodeporte los primeros, hablamos de lo que traerá, de esos patrocinios, ese rendimiento deportivo, y hasta decimos que perdona dinero. ¿A quién le perdona el dinero? Será que ha decidido, vitalmente, con el taco en el bolsillo, no meterse en una jaula de oro en Arabia y sin embargo tratar de ser feliz en un ambiente familiar, aunque se le pueda presentar hostil, sobre todo si no está al nivel que se le puede pedir. Y si rinde, si es ese central de más de 40 partidos en el PSG, pues se pasarán facturitas. Los que entendemos que Ramos es negativo en un Sevilla tan polarizado, prácticamente tendremos que pedir perdón. Estoy a punto de rendirme, pido perdón por anticipado, pero con la boca muy chica, casi con el tono de Morata o más bien el de Luis de la Fuente.

Y aquí viene el otro toro. Montse Tomé, nueva seleccionadora nacional. Ella, cinco años con Vilda, nombrada por el ser llamado Rubiales, allí plantadita con su aplauso y sus cosas, es nueva seleccionadora nacional. Era la segunda, no un conserje (un saludo a todos-as los-as conserjes). Ella, porque es mujer, si puede equivocarse, ni siquiera tiene que pedir perdón por contribuir como segunda a esos años de infierno que dicen haber pasado las jugadoras, vencedoras claras en una batalla ventajista en la que se han invertido el orden de los factores denigrantes. El ciudadano que nace hombre, cuando hay un tema de esta naturaleza, está condenado si matiza, si discrepa. Eres un cadáver social. Te cae encima el peso del machismo, evidente, de esta sociedad, todavía no erradicado, te cae encima el terrorismo machista, porque nunca eres lo suficientemente rotundo cuando condenas. En conversaciones privadas, y no quiero contar las públicas, estás bajo sospecha como hombre, y sí, yo al menos percibo eso que muchas mujeres han sentido durante siglos. Mejor estate calladito que estás más guapo. Pero algunos no vamos a esperar siglos para tratat de reconducir otra situación también injusta. No. No voy a pagar las culpas de otros y de otras. Voy a contribuir en lo único razonable, que es la igualdad de oportunidades en todo, faltaría más. Pero no me voy a autocensurar más. Es que me duele el estómago si lo hago. Y lo de Tomé, no hay por dónde cogerlo si de verdad lo que quieren es depurar responsabilidades de una situación, si existía, que es lo que parece, en la que han colaborado hombres y mujeres de la Federación. Si a Tomé se le perdona, por ser mujer, a otros que se hayan equivocado, en el mismo grado, también. Lo contrario es restar gente a la causa, perder la batalla de todos, que es por la igualdad.