Ahora sí que te entiendo, mamá

Vía de Escape

Paco Cepeda 05/08/2018

Cómo te entiendo ahora, mamá.  Recuerdo, cada vez más a menudo, esos ratos en casa, viendo algún partido de fútbol, con la tele muy alta, y tú, quejándote del mareo que te producía escuchar uno detrás de otras tanto nombre propio y tanto término que tú no entendías, medio en inglés medio en castellano argentinizado. Yo, como agredido, pero sobre todo de forma impertinente, te decía, cada vez más molesto, que después de tantos años escuchando cómo era posible que no te sonara familiar eso de los córners, los Pichichis, los outside, las escuadras, el esférico, el sistema, la rabona, el sombrerito... A mí me parecía que José Angel de la Casa hablaba muy clarito, que se le entendía todito, y tú, sin embargo, tenías la cabeza como un bombo. Hoy te he entendido de verdad. Otras veces ya te había pedido perdón por tanta tabarra futbolera, te decía que al menos me estaba dando de comer lo del fútbol, pero me disculpaba con la boca chica. Yo seguía sin entender cómo no sabías algo de fútbol después de tanto partido de fondo. Al menos cómo no te habías familiarizado con la termonología para evitar ese lógico mareo de lo que suena sin que diga nada. Hoy sí que lo tengo claro. Ya me había topado alguna vez con una retransmisión televisiva de los denominados esports, y me quedé mirando y tratando de escuchar lo que para mí era chino pero chino del que hablan pocos, si es que en China hay pocos en algún sitio. Pero hoy me ha llamado la atención algo que me recuerda a esas discusiones: hoy hice el esfuerzo por entender algo de verdad y no me sonaba nada, era un esfuerzo tremendo para no entender nada. Sé que unos muñecos mataban a otros, pero lo de que la jugada de Tailu, delante de Vilnus para llevarse un clutch y así el primer mapa con un triple kill, tirando UHE o WP con tres piñas en total para un molo me ha dejado muerto. Lo he escrito como lo he entendido, no quiero acudir a san google para subsanar los probables errores, me da pereza, me da igual. Y hoy por fin entendí a mi madre. Mi lección particular es que si eso que televisan y que despierta tanto interés entre la chavalería es emocionante o entretenido o lo que sea, el problema seguro que es mío, porque si pienso lo contrario, si pienso que estos niños están locos, además de darle la razón a mi madre, por fin, sería el reconocimiento expreso de que mis mejores momentos han pasado, porque envejecer, al menos eso me parece a mí, es no entender a los que vienen por detrás para colocarse por delante. Y de momentos no estoy dispuesto a envejecer mentalmente, sólo físicamente y muy despacito, al ritmo de una tortuga, o de un monstruo de un video juego.