Consumo-actor

Vía de Escape

Paco Cepeda 01/10/2018

Un día, un buen día seguramente, alguien relativamente sabio me dijo que cualquier persona, yo mismo, tenía mucho más poder de influencia por lo que consume que por lo que vota. Es el concepto de consumo-actor. Con ciertos matices, porque la frase no pretende provocar ningún tipo de absentismo electoral, la cosa tiene una pensadita. Si cada andaluz cuyos familiares fueron estafados por alguna entidad que le vendió las famosas preferentes, se hubiese llevado de esa entidad su libreta de ahorros, repleta o famélica, esto se hubiese solucionado en días. Pero no lo hicimos, nos venía mal perder un par de horas porque llegábamos tarde a la cervecería, yo el primero, y prefería, allí mismo, en el templo del consumo de baja intensidad, explicarle a todos los parroquianos lo muy cabreado que estaba por lo que estaban haciendo esos bancos. "Esto lo arreglaba yo en dos ratos".

Hoy no me lo pienso, pese a que tengo presente a los trabadores que todavía tiene Morera Vallejo en sus diferentes sectores, que les mando un abrazo y les pido perdón por anticipado porque no crean que me agrada el asunto; pero tras ir a varias manifestaciones, protestas, rabietas de todo tipo, hoy lo que he decidido para apoyar a mis compañeros de El Correo, a mí la cabecera no es lo que me preocupa, me ocupan más las cabezas (y bocas) que las cabeceras, es que si algún día tengo que negociar un seguro o reaseguro o cualquier producto de esos yo no pongo un pie en Milenium o Lloyd's. Si en cualquier momento de mi vida me tengo que relacionar con Plastimer, Macresur o Torres Film, lo siento pero no me lo permite mi credo. En el club La Motilla, ni café invitado, y no pongo un euro en una apuesta de Eurojuego Star. Más fácil va a ser evitar a Control Habitat, Decemium Investment o MV Valores. Mucho me voy a cuidar de 'cuidarme' o recomendar a Lagota, Woman 30 y Clínicas Culmen y en mi frutería de cabecera, pues preguntaré si Surfruit o Naranjas de Doñana tienen algo que ver en todo eso. 

Y todo esto lo hago porque se puede fracasar en un negocio y tener que cerrar, se puede, de hecho estaba cantado el petardazo en El Correo porque este señor, Antonio Morera Vallejo ni tiene ni la más remota idea del sector de la comunicación. Mi decisión obedece a que le ha hecho la vida imposible a mucho periodista de raza con un desgaste de todo tipo, sobre todo emocional, y por el desprecio que siempre ha tenido por el oficio que a mí me cambió la vida. Ni un euro, don Antonio, ni uno.