Un palo que no viene a cuento

Vía de Escape

Paco Cepeda 25/11/2018

El Betis no encuentra la regularidad. Hace cosas que no tienen demasiada explicación. Partidos como los que ha firmado en Milan o Barcelona, además de una plantilla con elementos de mucho nivel, invitan a pensar en que está capacitado para meterse en la pelea de arriba de esta Liga loca. Pero va el decimocuarto, tiene pocos puntos y esos puestos a lo que no debe renunciar nunca se alejan más de lo debido. Seguramente ni la plantilla ni los jugadores van a recibir la presión que se necesita en la élite para encontrar esa regularidad en la que se gana mucho más de lo que se pierde. Seguramente no podremos saber las razones por las que no se repite la alineación de Barcelona, porque nos llevaría al coñazo este de Setién sí o Setién no, algo demasiado simple para lo que nos ocupa. Se manejan mal los tiempos. A este entrenador, a esta plantilla, habrá que pedirle primero antes de darle. No está ni para charletas de renovación ni para otra cosa que no sea sacar rendimiento óptimo de lo que se tiene. Hay que convertir las derrotas en pequeñas o grandes tragedias, y las victorias en trampolines para seguir ganando, hasta el triunfo final, el que interesa a todos. Para mí el principal defecto del entrenador, con varias virtudes, ni siquiera es su palabrería, es su aparente falta de ambición, incluso si un día pñone a cinco delanteros. Su carrera además sustenta esta afirmación quizá osada por mi parte, pero es lo que siento cuando lo escucho, cuando observo sus decisiones, cuando veo al equipo en determinados partidos como el de Villarreal, un buen equipo mal clasificado que no había ganado ni un encuentro en su estadio, hasta que apareció el Betis, otras vez tierno, arriba y atrás. Sí, dio dos pasos atrás después de ponernos los dientes largos en Barcelona. 

Más curro en la ciudad deportiva, más reuniones con la lista de Serra ferrer para el mercado de invierno sobre la mesa, y menos tonterías sobre una renovación actualmente absurda. Aprendan a manejar los tiempos y a convivir fatal con las derrotas. El Betis necesita más prosa y menos poesía, por mucho que de vez en cuando los versos sean de los mejores.