Discrepando de Félix

Vía de Escape

Paco Cepeda 28/11/2018

Qué buena tertulia nos estamos perdiendo. Cómo echo de menos un careo subidito de tono con mi compañero y amigo Antonio Félix. Quizá en nuestros celebrados podcasts tenga lugar, cuando la tecnología lo permita, que supongo que será sencillo, lo que pasa es que eso lo lleva Chazarri, que es lento para los cambios. Es un conservador de toda la vida. Hoy, por ejemplo, le hubiese afeado a Félix, sin dudarlo, con el colmillo retorcido, su supuesta primera certeza, la de que hubo un gol válido del Valladolid el fin de semana pasado en el Sánchez-Pizjuán. No se puede tener peor vista. Pero ese error de mi compañero y amigo lo entiendo más y mejor que el resto de su artículo. Viene a decir que la clave del Leicester, la del Leicester que ganó la Liga, fue desconojarse de la clasificación cada semana en casa de Vardy. No lo dudo. Será. Al Leicester le funcionó. Pero al Sevilla le viene mejor otra cosa. Le viene como pico durito a ensaladilla de gambas una fuerte autoexigencia, muy pocos chistes y una convicción más o menos fundamentada que le lleve, que le eleve, para que tipos como Coke rindan como Daniel Alves. O para que David Soria pare de forma parecida a Palop. Lo que no le sienta a nadie bien, ni a los cachondos del Leicester ni a los aplicados sevillistas, es la ansiedad, la de pelear con miedo a la frustración de una previsible derrota. Menos Félix, que de pequeño debía mosquearse mucho cuando alguien jugaba bien cuando él traía el balón (de baloncesto, seguramente), los demás pensamos que visualizar la victoria, trabajar sobre ella, es mejor que tomarse unas cervezas con Vardy, me refiero para esto de jugar y ganar partidos. Y lo más normal es que mi añorado Félix tenga razón. Lo más probable es que el Sevilla quede a duras penas cuarto, si le alcanza. Pero la forma de llegar a la utopía no es tomarse el triunfo a chufla, que llegue de tapadillo, clandestina, enmatojada. Es una estupidez lo de ir partido a partido, porque nadie puede ir de dos en dos partidos. Todos compiten partido a partido, pero es bueno marcarse objetivos altos, pensar en grande, porque cuesta lo mismo que pensar en pequeño.