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El calendario o la niebla de Balbín

Esplendor en la Hierba
Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
25/06/2022

Decía Gracián que “la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”. Es una de nuestras citas de cabecera, sobre todo cuando, ante el juez supremo del espejo, comprobamos que es cierto. La cita nos permite fardar no tanto de prurito cultural. Más bien la usamos habitualmente como cura o apósito para el derrame de todas las nostalgias, a sabiendas de que al fin y al cabo somos el tiempo que nos queda. Decimos esto porque el calendario de la Liga siempre nos instala como en un banco de niebla, similar al que envolvía con su pipa al muy llorado José Luis Balbín (uno de los albaceas de los niños de la Transición que fuimos).

Por encima de su lectura deportiva, el calendario de fútbol nos remite al tiempo fugaz que siempre somos y seremos. Hagan la prueba. Modesto servidor suele hacerla todos los años, justo ahora, cuando se anuncian los partidos para toda la temporada. Ahora muchos frisamos el medio siglo, pero esta sensación ya la teníamos incluso cuando éramos jóvenes y estábamos enfermos, por seguir con Gracián. Los aficionados suelen fijarse más en tal o cual fecha, según qué partido les parece más interesante señalar a meses vista. A mí, en particular, me importa menos saber cuándo caerá, por ejemplo, el derbi sevillano, si pronto o si tarde (ojalá fuera nunca), pues hallo más cobijo en el banco de niebla de esas fechas que en apariencia pudieran resultar más anodinas.

Escojamos si no una fecha al azar. ¿Dónde estaré o qué habrá sido de mí un 19 de octubre? El Betis jugará fuera en dicha fecha contra el Cádiz, mientras el Sevilla FC recibirá al siempre pacífico y ponderado Valencia. Ese mismo día, festividad de Santa Laura de Córdoba (viuda y mártir), coincidirá, entre otras celebraciones, con el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, el Día Mundial del Ballet y el Día Mundial de las Catedrales. Qué cosas. No sé si están de acuerdo. Pero nuestras vidas, con tantas y tantas fechas de partidos consumidas y por consumir, se convierten más o menos en una suerte de quiniela existencial, lo que nos hace recordar los esotéricos pronósticos de los partidos de Liga que el gran Álvaro Cunqueiro solía hacer para el Faro de Vigo.

El próximo y a la vez lejano 19 de octubre será miércoles, por lo que habrá Liga entre semana, algo que siempre nos ha encantado que suceda para librarnos de la cárcel del ocio de los fines de semana. Es probable que para dicho día en los supermercados ya se ofrezcan chucherías para la Navidad, lo que a buen seguro nos hará muy felices anticipadamente... Quién sabe, además, si por entonces la guerra de Ucrania habrá dado el giro definitivo hacia una III Guerra Mundial o si nos habremos arrepentido de haber votado a Juanma Moreno en caso de haberlo hecho hace apenas unos días. Incluso quién sabe si con tantos sorbos del Apocalipsis (coronavirus, la citada guerra del oso ruso, cambio climático y precoz ola de calor de junio, lluvia de vencejos muertos caídos del cielo, inflación, nueva Gran Recesión en ciernes, etcétera), la Parusía o segunda venida de Cristo se habrá producido para coincidir por todo lo alto con el mencionado Día Mundial de las Catedrales… Por poner, pues pongámonos en modo futurible.

Cuando se llega a cierta edad, la vida se va convirtiendo en una especie de acopio de futuro en la medida en que éste se nos acorta. El calendario de la Liga es buena prueba de ello, lo que se une a otras muestras de ansiedad parecidas. Ya sabemos, por ejemplo, que el año que viene el 26 de abril, miércoles de Feria, será festivo (hasta conocemos aterradoramente cómo será la portada de la Feria de 2023) y que el Corpus, cuyos resoles acaban de discurrir, será un jueves 8 de junio. Pero, en fin, dejando a un lado el revolcón de nostalgia que nos causa el calendario de la Liga, sólo nos queda ver el asunto desde la perspectiva deportiva, aunque sus intríngulis, dicho todo lo anterior, nos parezca hasta secundario o simplemente baladí.

Este año, como es archisabido, el curso se halla adulterado por el Mundial de Qatar, que paralizará la competición entre el 21 de noviembre y el 16 de diciembre. Triste, tristísimo adviento. Las otras adulteraciones son las ya también consabidas, las cuales vamos aceptando todos los años como si nada.

Hasta el cierre del bazar de fichajes a 31 de agosto, se disputarán tres jornadas de Liga sin que los equipos hayan confeccionado aún sus plantillas. Puede que quien nos meta un gol en la segunda jornada lo fiche nuestro equipo o puede que en la tercera ya juegue en otro club distinto, incluso en el más odiado. Ni Betis ni Sevilla FC serán los mismos con toda seguridad cuando hayan disputado sus tres primeros envites contra Elche, Mallorca y Osasuna (caso del primero) y contra Osasuna, Valladolid y FC Indepe de Barcelona (caso del segundo).

A esta adulteración, en los últimos años se le viene uniendo otra injerencia de lo más caprichosa, pero que pretenden hacérnosla colar como fruto de los imponderables. Hay muchos equipos que piden no jugar en su estadio las primeras jornadas por hallarse sus campos en obras. El Villarreal lo ha solicitado ahora. Disputará nueve de sus primeros catorce partidos fuera, y los tres primeros los jugará como foráneo de forma consecutiva (el estadio del Levante le servirá para poder jugar como local, mientras van terminando de alicatar los azulejos de su nueva casa en La Cerámica). El Celta de Vigo ha pedido jugar también en el extranjero en el inicio de la Liga porque Balaídos, a inicios de septiembre, estará ocupado varios días por la parafernalia que traerá consigo el concierto de Muse.

Son sólo dos ejemplos de manifiesta y caprichosa adulteración, pero que casi todo el mundo, incluidos los estamentos de la esfera redonda, suelen pasar por alto como si nada. Nosotros, que venimos del Antiguo Régimen, seguimos dándole su importancia al hecho sentimental y logístico de jugar en casa o no. Ceder a estos y otros caprichos de los clubes es lo que sigue trayendo consigo el fútbol moderno con sus dádivas y sinecuras de variada índole. Menos mal que, pese a todo, podremos disfrutar del colocón de nostalgia que nos ha traído conocer el calendario de la Liga. ¿Qué hará usted entonces el 19 de octubre?


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