Maniobras de distracción
La tregua
Lucas Haurie 07/11/2022 |
Un axioma de este oficio es huir, hasta donde sea posible, del periodismo declarativo. “Si alguien dice que llueve y otro afirma que está soleado, no recojas las dos versiones. ¡Asómate a la puta ventana!” Porque la equidistancia disfrazada de rigor es tan dañina como el partidismo a calzón quitado. Quiero decir que, en el sainete post-derbi, lo mismo da escuchar a los respectivos medios oficiales de cada club, que ejercen impecablemente su labor de parte, que poner la oreja en los altavoces que Betis y Sevilla tienen bajo el embozo de la imparcialidad. Da lo mismo, digo, y sirve para lo mismo: para ratificar una opinión prestablecida. Yo, amigos, me he enterado de lo que cuentan acá, allá e incluso acullá. Pero como no termino de creerme a nadie y no sé lo que de verdad ocurrió, permitirán que me lo calle.
En los minutos posteriores al derbi, los dos principales referentes de las respectivas aficiones dispensaron un teatrillo distractor. Cada uno en su estilo, ambos se vieron en la necesidad de tapar el partido pobre –por la espantosa plantilla que ha hecho Monchi– y disparatado –por el caótico comportamiento del vestuario de Pellegrini– que habían deparado los equipos sevillanos, que el Altísimo les mande ventura. Porque, en el fondo, ambos desperdiciaron una formidable ocasión para vencer convirtiendo, por turnos, el triunfo prometido en un anodino empate tras el que sólo hallan consuelo en las miserias del prójimo.
El director deportivo, vehemente, fue a recordarle a sus incondicionales lo incapaz que es el Betis de ganarles. El entrenador, suavón, incidió ante los suyos en lo malísimo que el Sevilla. En un mundillo en el que el escupitajo por el colmillo abunda en proporción inversa a la actividad neuronal, casi todos quedarán encantados con la ocurrencia de su ídolo e indignados con la falta de educación de su némesis. Tenemos lo que nos merecemos, en definitiva, cuando sería más edificante que Monchi intentase explicar cómo demonios ha llegado la plantilla sevillista a este nivel de degradación y que Pellegrini nos contase por qué dos de sus futbolistas más cualificados tiraron a la basura una noche que pintaba gloriosa.
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