muchodeporte.com : Lucas Haurie

¿Intentamos bailar un poquito?

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
23/01/2023

Pasó el tiempo de las superproducciones y ahora todo hecho relevante se testimonia con la épica de garrafón que dispensa Netflix, que todavía está a tiempo de rodar en el Sánchez-Pizjuán un documental hollywoodiense. Un último baile por alegrías, “The Last Dance” en versión cañí y fíjense, oiga, qué oportuno fue el guiño de la fortuna en el sorteo de los cuartos de la Copa. Porque no es, hoy, el Sevilla mejor que Osasuna, ni muchísimo menos, pero podría serlo en cualquier momento y eso no puede afirmarse esta temporada de la mayoría de los rivales que estaban agazapados en el bombo. ¿Y si la victoriosa, ahora menos, dupla Castro-Monchi se despide con un último triunfo?

La presidencia del uno está completamente amortizada desde que sus socios (y colaboradores) lo dejaron solo e inerme en la junta general de accionistas, donde aguardaba una manada de chacales para despedazarlo y se sumaron al festín un montón de sevillistas neutrales aguijoneados por la pésima dirección de la asamblea. Del otro, legendario director deportivo, lo menos que puede decirse es que ya no es intocable porque ha dilapidado, en tres años de errores contumaces y decisiones inexplicables, buena parte del crédito acumulado durante casi dos decenios. Ninguno de los dos ha anunciado su salida, temporal o permanente, pero de ninguno puede afirmarse que estén consolidados en sus respectivos cargos, cada cual por sus motivos y el primero más tambaleante que el segundo.

Un guionista en busca de documental, así, tendría clarísima la secuencia de la noche del sábado para arrancar: los dos protagonistas zarandeados por la manifestación de las horas previas, Castro, y Monchi por su enloquecida invasión de campo al descanso. Los minutos que pasan, el Sevilla que se va a Segunda y la torpeza del antihéroe, Iván Alejo, que permite agarrar la esperanza por los pelos. Rakitic marcando el penalti es como el manoteo desesperado de Rocky, hecho un ecce homo, acertando en la mandíbula de Apolo Creed al final del quinto asalto: “Todavía me vas ganando a los puntos, tío, pero te acabas de comer una hostia como un pan de Alcalá. Cuidadito conmigo”. Música solemne con estruendosa trompetería.

El siguiente plano es de la escarcha acumulada sobre el césped de El Sadar en plena ola de frío, con un termómetro desenfocado al fondo marcando varios grados bajo cero. Y a partir de ahí… cada lector puede imaginar los detalles hasta el momento en el que Jesús Navas levante la Copa en La Cartuja o, si lo prefiere, el despertar abrupto con un hat-trick del Chimy Ávila. Entre el final más feliz o el crudo bofetón de realidad, todo puede pasar. Pero es del género idiota negarse a la posibilidad de soñar en los próximos tres días. La melancolía se convierte en incurable depresión cuando el paciente deja de tener ilusiones. El fútbol, amigos, no sirve para mucho más. Aprovéchenlo.


muchodeporte.com Más Artículos