muchodeporte.com : Lucas Haurie

El invierno del desquite... o no

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
31/01/2023

Horas antes de que se cierre el mercado invernal, y días antes de que Monchi ofrezca las preceptivas explicaciones, resulta pertinente opinar sobre la labor del director deportivo sevillista y de su oneroso equipo de colaboradores. Las bajas e incorporaciones deberían, a priori, reforzar el plantel tanto como lo ha reanimado el regreso de la forma de algunos de sus componentes, que pasaron el otoño en estado ciertamente ruinoso, y es deseable que la mejoría plasmada con las tres victorias seguidas en el Sánchez-Pizjuán –aun contra tres rivales que llegaban como sendas calamidades– tenga continuidad en la segunda vuelta.

Ni tal cosa ni cuál será la aportación de los nuevos son cuestiones que podamos responder hoy, sin que por ello merme la pertinencia, al contrario, de la valoración de la más reciente versión de un Monchi que, digámoslo de una vez, es el principal señalado por la degradación deportiva del Sevilla desde el pandémico verano de 2020 (una millonada dilapidada en Óscar e Idrissi, plan de pensiones cuatrienal a Rakitic…). Si este declive futbolístico es causa, efecto, factor acelerador o freno de la podredumbre institucional, en fin, es otro debate: pero ni el más acérrimo de sus partidarios, yo mismo, puede omitir la responsabilidad de quien no es un empleado común, sino un director general plenipotenciario en su parcela y con enorme ascendente en otras que no lo son.

Tras la calamidad referida después del título conquistado en Colonia, la jubilación pagada al Papu Gómez el invierno siguiente, la pretemporada de 2021 para olvidar (Delaney, Augustinsson, Rafa Mir…) y los voleones de Martial y Tecatito hace un año, el disparatado verano pasado hizo saltar en pedazos al Sevilla con la peor campaña de fichajes de la historia del fútbol: llegaron un central crónicamente lesionado y otro que padece un despiste cósmico (treinta kilos entre ambos), tres turistas a los había que pasaportar con urgencia, aunque uno de ellos se aferra a su contrato como una garrapata, y el pobre Alex Telles, lesionado de gravedad en el Mundial, justo cuando empezaba a apuntar cositas. Empeorar en enero semejante catástrofe resultaba imposible… pero Monchi, parece, se ha esforzado en conseguirlo.

Al final, y a falta de alguna operación sobre la bocina, ha llegado un ramillete de futbolistas por el ancestral sistema de la agenda con tapa de hule a cuadritos: viejos conocidos de uno u otro o préstamos que se hacen y se deshacen porque el Ocampos en cuestión o el Badé de turno no es del gusto del entrenador que le toca en suerte. Se ha fichado tarde, otra vez, y se ha protagonizado un sainete con el pobre Jeff Reine-Adélaïde, de cuya aptitud médica para el fútbol profesional duda toda ahora Europa, más por el comunicado kafkiano con el que se lo despachó de vuelta a Lyon que por las secuelas que han podido dejarle sus dos lesiones graves. A ver si hay suerte, porque va a hacer falta.


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