Lo que asusta el miedo
La tregua
Lucas Haurie 27/02/2023 |
Nemanja Gudelj, portavoz a la altura de un plantel menguado, es tan preciso con sus disparos de larga distancia como con sus palabras. “No nos entra el miedo”, dijo tras consumarse la derrota contra Osasuna. Franklin Delano Roosevelt, postrado por la polio, afrontó el crack de 1929 y la II Guerra Mundial bajo su divisa vital, “a lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo”, porque la jindama, el susto, el cague, la jiñaera, el pánico… paralizan más que ayudan. Tiene razón el serbio al reclamar un poco de cabeza fría, o sea, el problema es que muy poquitos en ese vestuario le hacen caso.
La salmodia de Gudelj, posiblemente, era un ritual de auto-persuasión. Como en los peores tiempos de Lopetegui, el Sevilla de Sampaoli se crispó hasta lo insoportable, con episodios tan terribles como la explosión de Fernando Reges, un veterano que las ha visto de todos los colores y luce en el campo sonriente, haciendo gala de una flema envidiable. Se granjeó una severa sanción el brasileño por reclamar… ¡un córner! y ese desquiciamiento intolerable simboliza en este momento a un club cuyos máximos responsables han delegado todas sus funciones en el entrenador, que está como unas maracas. Verlo gesticular en la banda, junto a su extenso cuerpo técnico, es un permanente homenaje al macarrismo que en nada puede beneficiar. De hecho, resulta pernicioso.
Y sí. Diga lo que diga Gudelj, tanta protesta airada denota justamente miedo cuando, pese a la última derrota, la situación clasificatoria no es desesperada ni, con quince jornadas por delante, mucho menos irreversible. Un experto en psicología deportiva nos advertía anoche sobre las fases de la relación entre un entrenador y su plantilla. “Es de manual. Hay una fase inicial en la que el técnico debe persuadir al grupo de que se transita por el buen camino. Si no se genera esa creencia, se desatan los nervios y llegan los comportamientos erráticos”. Prudente, se guardó su opinión profesional sobre las medidas que deberían tomarse. Como sevillista que es, considera que lo mejor sería cambiar de entrenador. “Si no, cada jornada que pase habrá más gente asustada y, en consecuencia, se cometerán más errores. Mira a Bono en el segundo gol…”.
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