muchodeporte.com : Lucas Haurie

Generador de ilusión

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
18/04/2023

La suma de los traspasos pagados por Harry Maguire (87.000.000 €) y Jadon Sancho (85), dos de los titulares el jueves en el Sánchez-Pizjuán, excede con creces el presupuesto anual de una quincena de clubes de Primera división. Contra eso competirá el Sevilla, a la salud de quienes se pasan la vida comparando dineros, al tiempo que contra el equipo que ha vencido en la presente edición de la Europa League a Barcelona, Real Sociedad y Betis, tres de los cinco mejores equipos de la Liga. Lo que me faltaba por ver en este mundo de plañideras, eran quejas por unas pocas bajas en el equipo de Bobby Charlton, de George Best, de Eric Cantona o de Cristiano Ronaldo, entre otras estrellas.

Tiene suerte Erik ten Hag de no llamarse Julen Lopetegui. Al vasco, en esta ciudad tan malaje, se hartaron de tildarlo de “llorón” cuando durante meses tenía que componer convocatorias de quince futbolistas, literalmente los que eran capaces de tenerse en pie, en lugar de los veinticinco permitidos; y le llovieron las críticas por perder un octavo de Copa en el Benito Villamarín con una docena de ausencias, los dos porteros entre ellas. Hoy, el técnico bátavo del Manchester United se lamenta por la importancia de sus lesionados, que la tienen, quizá para no detenerse en los cambios que perpetró en la ida y que, más que la enfermería o las tarjetas, es lo que le ha complicado la eliminatoria.

Los sevillistas aún no están en semifinales. Están “a mil putas millas” de haberse clasificado, como dice Marsellus Wallace en ‘Pulp Fiction’, pero se han regalado y han regalado a sus seguidores –con no poco tesón y muchísima suerte– la oportunidad de competir por estar en la penúltima ronda de un torneo continental, paraíso soñado para una mayoría aplastante de clubes europeos, tengan o no el pedigrí que otorgan media docena de entorchados. Tiene el aficionado, ante una cita así, dos opciones: escupir displicente en el plato de sopa, en esnob pose de nuevo rico, o disfrutar de las vísperas y del partido. Si, encima, tuviesen los chicos de Mendi la ocurrencia de ganar…

El Sevilla, conocen el dato hasta los monjes tibetanos, ganó esta competición en sus seis anteriores comparecencias en cuartos. Esto, lejos de significar que volverá a ganarla este año, quiere decir que está cerca el día en que se rompa la racha: puede que ya, tal vez en semis, a lo mejor en la final de Budapest u, ojalá, en próximas ediciones. “The future's not ours to see”, cantó la adorable Doris Day, así que resulta inútil pronosticar nada. Será más saludable, digo yo, admirar la trayectoria de un club que aprendió a ganar un siglo después de su fundación y pasmarse ante la capacidad que ha desarrollado para, incluso en su peor hora, generar ilusión. Que, desengáñense, es para lo único que sirve este negocio tan pestilente llamado fútbol.


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