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Muy Mariana ciudad de Sevilla (de pronto y sin motivo)

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
29/08/2018

Los anglosajones, siempre tan comedidos, traducen a su modo el hispánico “no hay mal que por bien no venga”. “A blessing in disguise”, dicen, una bendición disfrazada; y es célebre la cita, seguramente apócrifa como la mayoría de las que se le atribuyen, de Winston Churchill al intentar consolarlo Clementine, su esposa, argumentando que la derrota en las elecciones de 1945 le traería consecuencias positivas como el poder dedicarse a pintar o a escribir. “Es una bendición disfrazada”, dijo la baronesa, a lo que replicó el viejo león: “Pues en verdad que está bien disfrazada”. Clement Attlee, el candidato laborista que lo derrotó, era por cierto objeto del fiero sarcasmo churchilliano debido a su falta de carisma y personalidad. “Llega un taxi vacío al 10 de Downing Street y se baja de él Attlee”, llegó a decir de su sucesor en el cargo de Primer Ministro. Cosas parecidas, con menos ingenio pero mayor dosis de mala baba, dicen del presidente del Sevilla sus adversarios.

Un homónimo suyo, sevillista a machamartillo y catador de cuanto fútbol televisado entraba en su salón, crucificaba con una frase demoledora a cuanto futbolista coletudo, desgreñado, tatuado en exceso, de aspecto extravagante o simplemente mamarracho que le caía en desgracia presenciar: “No hay más que ver a la cabrita para saber la leche que da”, habría dicho hace unos años mi querido Pepe Castro, dandi de la calle Abades, de haberse topado en la delantera del Sevilla con el peliteñido Mariano Díaz, a quien ipso facto habría incluido en la categoría genérica de “forraje”. Los tiempos han cambiado, a pesar de mi vecino, pero es innegable que el frustrado fichaje del delantero que comparte representante con Pablo Machín tenía alguna pega. ¿Y si el tanteo ejercitado por el Real Madrid hubiese sido, sí, una bendición disfrazada?

En este sitio web pueden escuchar un podcast, en el que mis (insensatos) compañeros me hacen la merced (y a ustedes la putada) de dejarme participar de vez en cuando, grabado cuando se daba por segura la llegada de Mariano Díaz al Sevilla. Demuestra el documento, pues, que las reticencias del firmante eran anteriores a la defección del delantero y ahora abundo con datos lo que antier eran apenas exabruptos. ¿35 millones por un futbolista que ha jugado sólo un año en Primera? A sus veinticinco años, que no es precisamente un juvenil, su experiencia en la élite se reduce a una temporada en el Olympique de Lyon, que ya no es el arrollador OL de Juninho y Sonny Anderson ni el brillante OL de Benzema, Ben Arfa y Adibal, y ni siquiera el respetable OL Lacazette y Gonalons que se paseaba con toda dignidad por la Champions; no, es un OL menguado al que el Niza le moja la oreja en la Ligue 1 y que cae en los octavos de la UEFA contra el Nosequé Club de Fútbol.

Ha sido meritoria la temporada de Mariano Díaz en Francia, sin duda, pues ha marcado 21 goles (en todas las competiciones: 3.287 minutos, un gol cada 156). La cifra es tan incuestionable como los 22 (2.741 minutos, un gol cada 124) que marcó Ben Yedder la pasada temporada y la veintena que rondó o superó en las cinco anteriores, cuatro de ellas en el mismo país pero en un equipo menos competitivo. Si Mariano soñase con ser de mayor Ben Yedder, debería darse prisa: habría de marcar cien goles en las próximas temporadas, pues sólo tres años los separan. Y hasta este periodista, que no entiende ni jota de fútbol y sólo ve partidos por estricta obligación, comprende que a Machín, coincidencia de apoderados aparte, le encaja en los esquemas más el uno que el otro. Pero de ahí a que resulte medianamente razonable enviar al uno a la mazmorra más profunda del banquillo (¡¡con prevalencia para Muriel y Nolito!!) para forzar al club a pagar millones por el otro…

Se dice que el mercado está disparatado. Bien. Otro delantero del que se ha hablado mucho este verano es Michy Batshuayi, al que tampoco he tenido el gusto de ver jugar más allá de los resúmenes de youtube, siempre que no excedan del minuto. Tiene un año menos que Mariano y ha marcado 103 veces en categoría profesional. Divididos entre los 40 millones de euros en los que está tasado, sale a unos 375.000 euros por gol en este mismo mercado disparatado. Los 26 (21 en el Lyon y 5 en el Real Madrid: cuatro de ellos a la Cultural Leonesa en Copa) del ariete de origen dominicano, entre los 35 millones que iba a abonar el Sevilla… 1.350.000 euros por gol, casi un kilo más por celebración. Esta ciudad blasona de una fe mariana inquebrantable y en verdad os digo: había que tenerla para hacer semejante apuesta por este chico.


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