No es humano, es miserable

La tregua

Lucas Haurie 16/10/2018

Se dirige Rodrigo Díaz de Vivar a Alfonso VI, rogándole que no abandone su reino: “Muchos males han venido por los reyes que se ausentan”. A lo que el monarca contesta: “Cosas veredes, oh Cid, que harán hablar a las piedras”. No es Don Quijote quien le expresa a su “amigo Sancho” la perplejidad en que lo sume la observación del mundo… y sin embargo podrá el lector usar la expresión del épico “Cantar”, atribuyéndola si le place a Cervantes, tras leer este artículo. Porque, es notorio, no es este sitio web en general ni el rincón de este opinante en concreto el lugar donde uno esperaría encontrar una defensa encendida de los intereses de la familia Del Nido, particularmente los de su patriarca. Eppur…

El motivo principal por el que la venta del Sevilla Fútbol Club, con toda la carga benéfica que explicaba en la entrega anterior, no se sustancia es por la reticencia de algunos de los antiguos socios de Del Nido a que éste se enriquezca con la operación. Los defectos del expresidente, que son palmarios, han sido resaltados aquí durante muchos años y en otras partes durante menos tiempo, aunque con la sañuda añadidura de quien sobreactúa para saldar las cuentas con su propio pasado, por lo que resulta banal detenerse en ellos. Sí conviene recordar, más allá de que es quizá el personaje más influyente en la radical transformación del club (hay otros muy importantes, pero seguramente menos que él), un pequeño detalle: es propietario de muchas acciones de una sociedad mercantil que vale mucho dinero, así que nada hay más liberticida e ilegítimo que negarle su derecho a embolsarse una parte de la plusvalía que se ha generado.

Yo sé, porque durante mucho tiempo distinguió a esta pequeña empresa y a sus modestos trabajadores con un trato desabrido, que tener enfrente a José María del Nido puede resultar incómodo, pues es persistente en la lid y memorioso para los agravios (ojo al término “incómodo”, que no es lo mismo que peligroso: tiene las mismas fronteras morales que cualquier persona de bien y limita estas peleas al pinchazo sin hacer sangre. Por suerte). Algunos de los actuales mandamases del Sevilla, de los de dentro y de los de fuera del consejo, quieren cobrarse con él alguna deuda del pasado, ahora que rezuma debilidad, y se suelen justificar estas pulsiones innobles con la expresión “es muy humano”. Pues no lo es. Es, concretamente, miserable. Así que menos rollos tabernarios y más tratar de subirse al tren del futuro, que no espera.