Machín anuncia un suicidio
La tregua
Lucas Haurie 04/12/2018 |
Tristes realidades del momento como Juan Soriano, Gnagnon, Arana, Roque Mesa, Borja Lasso, Nolito, Muriel y Promes... Agreguen inconcreciones (cada vez más) sospechosas como Kjaer, Amadou o Sergi Gómez, el central al que Joaquín Caparrós querría ver en la selección, más algunos de los chicos de ese filial que marcha clasificado ¡detrás del Villanovense! ¿De verdad es medianamente responsable defender el subcampeonato copero, en un partido en el que sólo vale uno de tres resultados posibles, con esta tropa? Pablo Machín ha cumplido este martes una maravillosa tradición con la visita anual a la Ciudad de los Niños de San Juan de Dios y después de regalar sonrisas a quienes más las necesitan, ha rememorado aquella “Pesadilla antes de Navidad” que produjeron hace años Tim Burton y Disney: alineará en la Copa al simpar ‘Gnagnon Team’, lo que compromete seriamente la clasificación. El periodismo suele manosear con irritante frecuencia el título de una célebre novela de García Márquez, “Crónica de una muerte anunciada”, para sintetizar el cumplimiento de un mal augurio, la explosión de una mala noticia que se veía venir. Si los contados, sobran los dedos de las manos, buenos futbolistas del Sevilla no juegan contra los hombres de la Serena, la torta puede ser de las que dejan largo aturdimiento. Lo será probablemente, ya que los antedichos son hoy peores que la media de los futbolistas que actúan en Segunda B.
Un hit editorial que ya está en el horno relata cómo mutó el Sevilla Fútbol Club, mediada la primera década de este siglo, de perdedor sin remisión a voraz acumulador de plata. Explica el autor que la primera medida (¡¡la primera!!) del presidente Del Nido fue instar al entrenador del momento a abandonar en la Copa del Rey la política de rotaciones extremas que convertían en una triste verbena las participaciones del equipo en dicha competición. “Si nos eliminan, que sea porque son mejores y no por haber puesto a once suplentes”. Joaquín Caparrós era ese técnico que cumplió la orden con indudable éxito, pues cayó a las puertas de una final –habría sido la primera en cuarenta años– por culpa de un director deportivo rabanito y un árbitro cagón. Debería hablar con Machín e impedirle cometer el desafuero está a punto de consumar. El jueves nos leemos aquí mismo, me despido con el ferviente deseo de tener que rectificar este artículo.
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