muchodeporte.com : Lucas Haurie

Al rico tongo sin consecuencias

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
16/05/2019

La palabra “biscotto” –etimológicamente, doble cochura: de ahí nuestro bizcocho o nuestros biscotes– es un término italiano que significa galleta y cuyo uso generalizado profundiza en el proceso de hundimiento del periodismo deportivo en la cursilería por la vía pedante del supuesto hallazgo y/o del barbarismo superfluo. El español cuenta con su propio vocablo, “tongo”, que no posee otro significado y define a la perfección el concepto que hoy se ha renombrado con un préstamo del idioma de Petrarca; quien a estas alturas del siglo y visto el estado de indigencia cultural de la profesión, excusarán mis colegas menos zoquetes, es necesario explicar que no es un central del Inter. (Lo de volver a mencionar la “cacha” o el “túnel” de toda la vida donde los nostálgicos de un pasado pampeano no vivido dicen “caño” es batalla perdida desde hace años.)

Se alude esta semana con una insistencia rayana en el anhelo al tongo o “biscotto” en el barrio de Nervión y en la ribera del Nervión, es decir, en el Sánchez-Pizjuán e Ibaigane, las sedes dos de los dos clubes del mundo (el “mejormundismo” es enfermedad común en sevillanos y bilbaínos) que más blasonan de señorío, esa cosa. Pues ahí los quiero ver. Sevilla y Athletic se afrontan en un partido en el que ambos tienen poco que ganar, con una victoria; mucho que conservar, con un empate; y una barbaridad que perder, con una derrota. Todos los caminos conducirían a la igualada, claro, incluso la sacrosanta obligación de toda empresa de contentar a su clientela, que en el caso de los clubes en la afición. Excepto el señorío, esa cosa.

Javier Tebas, que es un prodigio de clarividencia, pastorea la competición más limpia del mundo. El presidente de la LFP es un genio de asombrosa brillantez, un tipo de inteligencia preclara que ha logrado que la española sea la única liga del orbe –grande, pequeña o mediana– en la que jamás se amañó un partido ni se corrompió a un árbitro. Cero sanciones por comportamiento antideportivo, ni siquiera por pagar una prima por ganar a un tercero, en las dos principales divisiones nacionales a pesar de que este periodista, que acude a los estadios en contadas ocasiones, ha visto a un futbolista dar una bolsa con dinero en los prolegómenos de un partido a un rival (y los directivos de su equipo presumir por ello) y ha oído a un presidente negar una prima a sus jugadores aludiendo al dineral que se había gastado en untar a los adversarios. Se trata de delitos indemostrables y prescritos, pero tales cosas sucedieron ante mis ojos y mis oídos con nulas consecuencias jurídicas.

El gran Tebas, así, ha dispuesto que el partido más inquietante de la última jornada de Liga sea en plena canícula y con el sol en todo lo alto, que son las condiciones ideales para que el Sevilla-Athletic sea un tostón sin que nadie sospeche. Y si alguien se empeña en sospechar, se chocará con la ofendida negativa de esos protagonistas que son “grandes-profesionales-y-mejores-personas-y-blablablá”.


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