muchodeporte.com : Lucas Haurie

Muy listos para una cosa y para otras...

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
27/05/2020

El sevillano Juan Pérez Floristán goza de alta consideración en el pequeño universo de la música clásica: según la libérrima traducción que alguien hizo para que Ana Belén cantase el célebre tema de Billy Joel, este chico de veintipocos años sería “el más joven maestro al piano…”, o como tal se lo considera al menos en Berlín, donde reside y pasma a un público que también le ha dedicado largas ovaciones en el Royal Albert Hall de Londres o La Fenice de Venecia, entre otras salas de renombre mundial. Hombre polifacético, cuenta en una entrevista reciente que realiza estudios de cinematografía y elogia a Milos Forman cuando, en su “Amadeus”, retrató a Mozart no sólo como el genio que fue, sino también con los padecimientos de un perfecto inadaptado.

Está repleto, o sea, el fútbol de personajes mozartianos y el arquetipo más logrado sea quizá Diego Armando Maradona, cuyos extraordinarios talento e inteligencia sobre una hectárea de yerba sólo hallaba parangón en su condición de genuino botarate en cuanto se descalzaba las botas. Hay más ejemplos y disfruta de uno de ellos el Sevilla en la persona de Éver Maximiliano Banega, un centrocampista tan colosal como descomunales han sido las meteduras de pata a lo largo de su carrera: se marchó de Argentina tras ofrecer una alucinógena exhibición de sexting “avant la lettre”, perpetró un autoatropello con resultado de lesión grave nada más llegar a España y se va a despedir, raudo al olor del petrodólar, en medio de la escandalera provocada no tanto por juntarse a almorzar con unos cuantos amigos –causa incluso simpatía, en estos tiempos de hipócrita gravedad, esa barbacoa desenfadada e irreverente–, sino por la sandez de exponer en las redes cibernéticas unas fotografías de la francachela.

El deporte de alta competición se ha convertido en un gran escaparate social en el que sus protagonistas deben mostrarse como referentes de comportamiento: guste o no, forma parte de su trabajo y va incluido en su (astronómico) sueldo. Las ligas profesionales estadounidenses, siempre en vanguardia, regulan la imagen con su puntito de intransigencia calvinista y ni siquiera hizo falta, por ejemplo, multar a Rudy Gobert, pívot de los Utah Jazz, cuando frivolizó tontamente con el Covid-19 –manoseó de forma ostentosa todos los micrófonos de una sala prensa– unos días antes de dar positivo: donó medio millón de dólares para luchar contra la pandemia en Estados Unidos y Francia. Las estrellas están allí bien enseñaditas y no necesitan que nadie, ni club ni compañeros, saque la cara por ellos cuando cometen una estupidez. El almuerzo de Banega, De Jong, Ocampos y el Mudo Vázquez les ha brindado una oportunidad para quedar como señores. Hay momentos en los que bien vale rascarse el bolsillo antes de que lo obliguen a uno, pero me temo que elegirán refugiarse en el corporativismo mal entendido y la eterna irresponsabilidad de los niños mimados.


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