La ardua tarea de reponerse del éxito
La tregua
Lucas Haurie 26/07/2020 |
Termina la semana de la festividad de Santiago Matamoros –con perdón– en clave sevillista entre prefijos que denotan carencia aplicados, con todo merecimiento, a quienes tantísimos éxitos les debe el club pero más quebraderos de cabeza causarán por su incapacidad para el mutis elegante, que es cualidad áurea de los buenos actores. Desquiciado el uno y descerebrado el otro, José María del Nido Benavente y Éver Maximiliano Banega deberían hacerse a ellos mismos el gran favor de quedarse quietecitos. Algún alma piadosa en su círculo de confianza habría de bajarlos de la peana de endiosamiento e impunidad a la que se han encaramado.
Sentenció Oscar Wilde que “un tonto nunca se repone de un éxito” y es adagio aplicable con frecuencia al mundillo balompédico, donde los hábiles –jugadores, técnicos o dirigentes– confunden la gloria efímera de la pelota con la condición de autoridad perenne en las más variopintas cuestiones humanas, vegetales, minerales, animales o divinas. Así, los magníficos partidos que ha brindado Banega en el tramo final de la Liga lo autoriza, en su universo tenuemente iluminado, para disparatar en cuanto su jefe le ha concedido cinco días de asueto y, lo que es peor, para dejar testimonio de su desfase en las redes sociales. Salió indemne del episodio de la barbacoa y tal vez, ojalá, la suerte vuelve a sonreírle ahora.
Del Nido –llamémoslo Del Nido sénior, porque el Del Nido a secas en el Sevilla de hoy debe ser su vicepresidente primero– ha lanzado un asalto a la presidencia del club que es consecuencia directa de los motivos que lo obligaron a abandonarla. Puede sonar a retruécano argumental, pero es sencillo: salió en 2013 impelido por un proceder corrupto que le supuso condena a cárcel y a cuantiosas multas. La primera es una experiencia devastadora de la que salen mermados hasta los poseedores de una mente privilegiada, por lo que sólo suscita infinita misericordia; las segundas han convertido su natural codicia en necesidad imperiosa de arramblar con cuanto euro circule a cien kilómetros a la redonda. Y también por eso da muchísima pena. José María del Nido (sénior) representa el pasado que jamás volverá. Ahora se empeña en representar un obstáculo para que José María del Nido encarne el futuro del Sevilla.
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