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El arte de quejarse sin parecer conspiranoico

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
27/09/2020

De todos los colores las han visto ya en el fútbol Manuel Pellegrini y Joel Robles, sobre todo el primero, y por eso actuaron como eficientes portavoces del Betis tras la dolorosa derrota frente al Real Madrid, recetada por el fabuloso Benzema y también por alguna intervención litigiosa del VAR. En todo juicio influye lo que los juristas llaman “el ánimo del juzgador” que jamás, contundencia de las pruebas aparte, mirará con los mismos ojos al gigante madridista que, digamos por citar un ejemplo reciente, al liliputiense Valladolid. Así, denuncian veloz y rotundamente la diferencia de trato de esta vez –sin recrearse para que no les sea restregada la mano accidental de Óscar Plano– antes de pasar de inmediato a otra cosa, esto es, destacar lo mucho bueno que hizo el equipo contra el campeón.

Luego, las jugadas ofrecieron más o menos lo que se pitó. Descartadas las conspiraciones estrafalarias que pretenden ver líneas torcidas en fueras de juego u otras acciones geográficas, tampoco es ecuánime olvidar que los dos primeros conflictos arbitrales de la noche se saldaron de forma favorable para el Betis, que podría haberse visto en inferioridad numérica desde mucho antes si el asistente de VAR, en verdad, hubiera querido decantar el resultado. ¿O no son acaso fronterizas con la expulsión las tarjetas amarillas a Emerson y Guido? Estuvo quisquilloso hasta la irritación González González en la segunda parte, vale, pero no más que laxo fue en la primera; y por eso bien está la queja, que señala y desahoga, aunque sin aspaventar ni romperse la camisa. Ya soplarán vientos favorables, como saben los “hombres de fútbol” e ignoran los diletantes que, la temporada pasada, querían disimular su fracaso con fantasmagóricas campañas que sólo existían en su tonta cabecita.

El Betis avanza por el buen camino, con seis puntos en tres jornadas y media hora primorosa frente a un Real Madrid que debió recurrir a sus influencias para ganar en el Benito Villamarín. Ángel Haro ha enderezado el rumbo con el reclutamiento de dos profesionales competentísimos, que ha conllevado la veda a José Miguel López Catalán de una parcela deportiva que le es ajena como el Padrenuestro a un derviche turcomano. No debe pisotear el presidente el brote que ha hecho malograr dando rienda suelta a sus desquiciados voceros ni, sobre todo, debilitando el plantel con demasiadas salidas indeseadas en la última semana de mercado. Todos quietos, por favor, dejen trabajar a don Manuel.


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