Bocaditos de inocencia

La tregua

Hace tiempo que los medios de comunicación abandonaron la costumbre de publicar una noticia falsa el 28 de diciembre, una inocentada con la que epatar a los incautos. No deja de tener su lógica en esta hégira del fake, cuando lo realmente asombroso sería, cualquiera de los 366 días de este bisiesto, encontrar una micra de verdad en este maremágnum de deshonestidad e ignorancia que damos en llamar opinión pública.

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¿Existen los marcadores negativos o son un imposible metafísico? Imaginen la última jugada del derbi del 2 de enero: córner a favor del Betis. Centro con rosca de Joaquín que despeja Sergi Gómez… con una peinada hacia atrás que burla a Bono y busca la red sin remisión, pero surge de la nada Borja Iglesias para impedir el gol con una estirada felina o más bien plantígrada, según es su apodo.

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La primera edición a cuatro de la Supercopa se disputó en Arabia Saudí después de que Luis Rubiales dejara clarísimo que no se iba a lamer chilabas por el vil metal, sino “para contribuir a mejorar la situación de la mujer en el país”. Todavía retumban las carcajadas de los jeques. La segunda, tendrá su final en La Cartuja y no será para justificar el injustificable mantenimiento en pie de ese mausoleo, sino para coadyuvar a la bajada del paro en Andalucía. Claaaaaaaaro que sí.

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Menú navideño tradicional, a base de pavo y besugo. ¿A qué par de dirigentes de un club de fútbol meridional, de camiseta bicolor, se asemejan por su honda capacidad de análisis y por su fina agudeza expresiva estos dos invitados a la mesa? ¡Invitados al plato!, cabría escribir.

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Dos cuerpos técnicos de media docena de elementos cada uno; siete suplentes por plantilla; los lesionados del equipo local; los presidentes con sus respectivas directivas; ocho camarógrafos; tres técnicos de sonido; cinco oficiales de mesa; los chicos de la mopa; los chóferes de los autobuses; un puñado de periodistas; el locutor de la megafonía; los delegados de la ACB; los médicos del control antidoping; y diez guardias de seguridad… ¿A puerta de cerrada? Desde los tiempos de Aza Petrovic no iba tanta gente a ver el baloncesto en Sevilla.

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“No echo el equipo atrás”, ha dicho Lopetegui. “No mojo los mantecados en Biomanán”, afirma Gnagnon. “No soy lento”, argumenta Mudo Vázquez. “No estoy obsesionado por los goles que he dejado de marcar”, aduce Ocampos. “No he cumplido una pila de años”, observa Fernando. “No sé para qué me han traído”, se asombra Idrissi (y éste habla con verdad). “No tengo la rodilla en rompan filas” asevera Vaclik. “No he hecho un penalti en mi vida”, se defiende Diego Carlos. “¿No somos goleadores?”, se preguntan De Jong y En-Nesyri (piadoso silencio). “No entiendo nada”, se queja Carlos Fernández. “No soy Reguilón”, constata Acuña. “¡No os queda ná!, exclama Rakitic al mirar su contrato. No se alarmen: el Sevilla puede con todo.