muchodeporte.com : Lucas Haurie

Exijo más fracasos

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
10/03/2021

¿Cuál es el techo del Sevilla? La respuesta a esta pregunta pudiera encerrar una intrincada digresión poliédrica, constituirse en un tratado multidisciplinar en el que, tal vez, el menos relevante fuese el parecer de los peritos futbolísticos: avezados financieros, expertos sociólogos, gurús de las nuevas tecnologías, exégetas de algoritmos, linces de la mercadotecnia o filósofos con mirada abstraccionista podrían alargar el debate ad infinitum, como los matemáticos al servicio del rey que calculaban, en la fábula de Don Juan Manuel, cuál era la hora ideal para comer. ¿Cuál es el techo del Sevilla? Es mucho más sencillo. Hoy, la semifinal de Copa contra el Barcelona y los octavos de la Champions contra el Borussia. ¿Y mañana? Ya veremos.

“Creencia según la cual todo sucede por ineludible predeterminación o destino”. He aquí la primera acepción del DRAE para la voz “fatalismo” –nada que ver con el pensamiento cenizo que encierra la segunda– y es la guía de comportamiento que no debe perder jamás el Sevilla ni ninguna otra institución. Porque, en efecto, todo lo que sucede es inevitable… una vez que ha sucedido, así que nada va a cambiar ya los resultados adversos de estas dos eliminatorias. La cuestión es, ¿qué debe cambiarse para que la próxima tirada de dados del demiurgo del fútbol sea más favorable? La respuesta que uno daría sería taxativa y de cuatro letras capitulares: NADA.

La misión de Pepe Castro, Monchi, Lopetegui o de quienes vengan tras ellos no consiste en poner velas a la corte celestial para que Ocampos marque un penalti y que Haaland se resfríe, sino en propiciar que el club siga midiéndose en partidos lo más enjundiosos posibles con los enemigos más temibles del mundo. Ahí, por supuesto, llegarán más derrotas que victorias porque en todas las generaciones hay equivalentes, más o menos dominantes, de Messi y de Cristiano que siempre juegan en los equipos que pueden pagarles. Pero también puede suceder que los grandes tengan malos días como en las supercopas de 2006 y 2007 o que se despisten por el camino y llegue un Getafe a la final o que Guardiola saque a Chygrynskiy y Palop se vista de Superman en la misma eliminatoria o que surja un Puerta o un Mbia o un Gameiro o un portero-delantero o un Bacca o un Coke que marque el gol salvador o que Ben Yedder y Sergio Rico le ganen la partida a Lukaku y De Gea o que el Çakir de turno no baje el pulgar, sino que lo suba como en Turín, en Basilea y en Colonia.

Pueden ocurrir muchas cosas cuando uno tiene la costumbre de transitar los caminos que conducen a la gloria y, por supuesto, algunas serán buenas pero otras serán regulares. Las cosas malas, en el fútbol, suceden en los campos del Mirandés o del Slavia, donde perder sí es oprobioso aunque derrotas así salvaguardan a los mediocres de los riesgos que entraña soñar. François Arago, considerado como uno de los mayores sabios de Occidente en la primera mitad del siglo XIX, jamás se subió a un tren porque había calculado con absoluta certeza que el corazón humano estallaría en cuanto el cuerpo viajase a más de sesenta kilómetros por hora. Miembro del gobierno tras la caída de Luis Felipe de Orleans, quiso suspender toda política tendente al desarrollo ferroviario en Francia por considerarla demasiado peligrosa. El miedo al fracaso y la renuencia a pensar en grande, en cualquier ámbito, es el lastre más pesado para el progreso. Yo le exijo al Sevilla, con toda la fuerza de la que soy capaz, que fracase cada año en los octavos de la Champions y en la semifinal de la Copa.

 


muchodeporte.com Más Artículos